Yoga - Actividad recomendada para todos los niños

Esta actividad es recomendada para todos los niños y niñas. 

La búsqueda del equilibrio y la armonía constituye una buena base para que en el futuro los niños disfruten de una vida adulta alegre y saludable. 

El Yoga ayuda a canalizar la energía y reafirmar la autoestima del niño, sea éste inquieto o activo, tímido o vergonzoso.

A los más activos les ayuda a relajarse y concentrarse más, mientras que en los niños más callados fomentará a que pierdan su miedo ante los demás y se abran al mundo que les rodea. 

En función del temperamento de cada niño habrá que planificar las clases de yoga con unos tipos de ejercicios u otros, porque no se puede planificar una práctica estándar del yoga igual para todos los tipos de niños, sino que antes tenemos que estudiar y analizar el temperamento de cada uno.

Hay que tomar en cuenta diversas características que luego influirán en la formación de la personalidad y de un desarrollo físico normal o desviado. Estas son:

Yoga

- El nivel de actividad del niño (frecuencia y rapidez de sus movimientos)

- Regularidad o irregularidad en sus funciones fisiológicas como el sueño y el hambre.

- Reacción a experiencias nuevas.

- Mínima fuerza o estímulo para llamar su atención al realizar un nuevo movimiento.

- Expansión de energía para expresar sus emociones, estados de ánimos, deseos, ilusiones, etc. 

- Humor.

- Facilidad con la que su atención de desvía de una a otra actividad por algún estímulo a su alrededor.

 

Por todo esto, el Yoga es una práctica muy recomendada para los niños, es un juego que ayuda a favorecer su desarrollo en todos los sentidos y les brinda la oportunidad de aprender a relajarse, concentrarse y llevar una vida más tranquila en el presente y en el futuro, manteniendo siempre una actitud alegre y positiva.

En la práctica de Yoga, los niños aprenden a comunicarse, ayudarse mutuamente, compartir sus experiencias y adquirir confianza en sí mismos.

La práctica de las posturas invertidas implica aprender a ver las cosas desde otro ángulo, habituarse al cambio y encontrarse cómodo en ello, lo que proporciona de inmediato una gran capacidad de adaptación.

Fomentar en el niño la reflexión le permite crecer, tomar conciencia y responsabilizarse.

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