¿Por quién está preparada y dirigida la velada?

Las características propias de cada grupo influyen mucho a la hora de preparar y llevar a cabo una velada. La edad, la experiencia en este tipo de actividades, la antigüedad de los componentes como grupo... son algunos de los factores que el animador debe tener en cuenta. Todos estos ítems influirán de manera decisiva en el papel que debe adoptar el animador.

Grupo de entre siete y diez años

Cuanto más pequeña sea la edad del grupo más trabajo tiene que realizar el animador, tanto a la hora de organizarles, como de darles ideas y mantener un nivel de motivación adecuado.

Lo más seguro es que, cuando se les explique que tienen que preparar la velada, los más lanzados o experimentados quieran prepararlo todo, organizarlo todo y sobre todo querrán contar chistes, hacer imitaciones, cantar alguna canción que les haya enseñado su animador, repetir algún juego que hayan hecho los grupos más mayores o vengarse de alguien si no son los primeros en hacer la velada.

Con este tipo de edad, el animador tiene que trabajar bastante para mantener los niveles de motivación porque son muy pequeños y se acaban aburriendo.

En este tipo de grupos, el animador debe aportar, aunque sea indirectamente, la mayoría de las ideas, poner orden en las actuaciones y repartir el protagonismo entre todos. La mejor manera de aportar ideas “indirectamente” es mediante la pregunta ¿qué os parece si...?, Chicos, ¿no creéis que...?,  o preguntas similares mediante las cuales introducimos las actividades que necesita toda velada sin que suene a imposición por nuestra parte. No está de más influenciarles en la toma de decisión de qué acampado va a participar cómo victima, pues cómo he comentado antes tienden a vengarse de los demás. 

Salvo rara excepción, las veladas con estas edades acaban siendo un pequeño caos, donde todos acaban estando en medio del escenario, contradiciéndose y hablando todos a la vez. Pero esto también forma parte del “encanto” de ser los pequeños.

En estas veladas cuenta mucho también la animación por parte del resto de animadores y participantes de la actividad con aplausos, vítores y demás animaciones típicas de las veladas. 

 

Grupo de entre once y catorce años

Aquí la creatividad va en aumento, el número de chistes baja y se suele incrementar el de juegos y sketches. Las canciones, sobre todo las que son con coreografía toman más protagonismo. Ellos ya saben organizarse y saben más o menos qué quiere hacer cada uno. En esta edad hay que vigilar el afán de protagonismo de algunos miembros, intentando tranquilizarles y dar protagonismo a aquellos que son más tímidos, ya sea por la falta de experiencia en estos temas o por la edad en la que se encuentran.

Es una edad en la que están dispuestos a hacer de todo, y eso es algo de lo que el animador debe aprovecharse.

En este caso, los participantes están realmente motivados, e inclusive la animación propia de la velada la llevarán a cabo ellos.

Con estas edades la velada ya no es “el pequeño caos” del grupo anterior, se suele respetar los turnos en el escenario y no todos quieren salir a ver cómo lo hacen los demás.

 

Grupos de entre quince y dieciocho años

A esta edad los chistes sueles ser pequeñas teatralizaciones, los trucos de magia o malabares hacen su aparición y los bailes con coreografía se cambian por canciones de animación.

Si el grupo tiene experiencia el animador es casi un simple mediador. Si el grupo es inexperto pero está motivado, debería bastar con explicarles la velada y darles varios ejemplos de lo que se puede hacer y dejarles a ellos trabajar bajo su supervisión.

Las animaciones de la velada tienden a desaparecer por parte de los participantes, tema que deberá insistir el animador a la hora de la preparación. 

Otra característica de este grupo de edad es que empiezan a querer disfrazarse los chicos de chicas y viceversa, aunque esto suele ser más raro. Y los posibles chistes que quieran contar pueden ser groseros.

Estas veladas suelen salir bien, sin caos en el escenario y con sentido de grupo por parte de los que la han realizado.

 

Una vez que sabemos todo lo anterior, quiero recalcar que no se debe de olvidar la espontaneidad, pues trabajamos con personas, y sobre todo en el campo de la animación con niños y adolescentes. Desde mi puto de vista, queda mucho mejor una velada ligeramente caótica que una velada que se convierte un fiel reflejo de un desfile militar.

Si se van a realizar varias veladas en una misma actividad de tiempo libre, mi recomendación es empezar por el grupo de los pequeños, pues como he comentado así se evitan las venganzas, tienen todas las ideas disponibles y así se da más tiempo a los mayores para preparar sus números y juegos, pues al ser algo más elaboradas requerirán de un poco más de entrenamiento.

Independientemente de la edad del grupo, es recomendable comunicar al resto de monitores cuáles son los juegos a realizar, para comprobar que no se van a hacer los mismos en las diferentes veladas del campamento y "los voluntarios" que se tiene pensado sacar en cada juego, pues los monitores de esos chavales les conocen mejor y sabrán si van a responder bien o no.

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