Trabajo a turnos y nocturno

El número de horas trabajadas y su distribución influyen en la vida laboral y extra-laboral.

La jornada de trabajo debería desarrollarse durante el día, para hacerla coincidir con la actividad fisiológica, con los ritmos circadianos, que coinciden con los ciclos de vigilia y sueño.

  • Hablamos de sistema discontinuo cuando el trabajo se interrumpe de noche y los fines de semana, es el trabajo a dos turnos, mañana y tarde. Es el más frecuente.
  • El sistema semi-continuo comprende los turnos de mañana, tarde y noche, con interrupción los domingos.
  • En el sistema continuo el trabajador es asignado según un sistema de turnos que pueden ser tres (mañana, tarde, noche) o incluso cinco. 

Además del cambio de hábitos alimentarios, el ciclo de sueño queda alterado: necesitamos al menos siete horas de sueño diarias para recuperarnos físicamente (fases del sueño lento) y mentalmente (fase sueño paradójico).

En el turno de mañana se reduce el sueño profundo al tener que levantarnos tan temprano. En el turno de noche también, al tener que dormir con el ruido y luz del día, las personas pueden sentirse desfasadas en relación con el resto de la sociedad, aisladas de los amigos y familiares. Esto hace que se vaya acumulando la fatiga.

Otros efectos del turno de noche son la acumulación de errores, dificultad de mantener la atención y actuar con rapidez.

Pero han surgido nuevas propuestas de organización del trabajo:

  1. Siesta durante el turno de noche, a partir de las 3 PM
  2. Semana reducida: menos de cinco días laborales
  3. Turnos flexibles
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