Desarrollo del problema

Primera fase o fase de conflicto

En cualquier organización laboral la existencia de conflictos resulta esperable, bien por motivos de organización del trabajo (hay grupos y persona con intereses y objetivos enfrentados), o bien por problemas interpersonales. Si bien los conflictos son un acontecimiento común en la vida social, gran parte de ellos se resuelven de forma más o menos satisfactoria; bien por la resolución definitiva del conflicto, por el cambio de las circunstancias que lo provocaron, o porque han remitido con el tiempo. Sin embargo, puede que algunos problemas se hagan crónicos, dando paso a la segunda fase.

Segunda fase o estigmatización

El hostigador pone en práctica los comportamientos descritos anteriormente (con la frecuencia y tiempo requeridos como criterio de definición). Lo que al inicio tal vez fuera un enfrentamiento entre dos personas, puede convertirse en un conflicto de muchas personas contra una.

Independientemente de que actúen el complejo de culpa o la más absoluta carencia de escrúpulos, la víctima comienza a ser vista como una amenaza o incordio. El acosador busca apoyo entre los demás compañeros y puede utilizar represalias para los colegas que no le apoyen.

La víctima se siente culpable y se puede llegar a preguntar qué es lo que hace mal. Niega las evidencias ante la pasividad, rechazo o ignorancia del resto del grupo. Es una fase muy duradera y acaba por minar la moral del acosado. Si la víctima no cuenta el problema a sus compañeros o no habla con el acosador para aclarar la situación se pasa a la siguiente fase.

Tercera fase o intervención desde la empresa

El departamento de Recursos Humanos, dirección o el servicio médico, tomarán una serie de medidas para resolver positivamente el conflicto (cambio de puesto o de turno, fomento del diálogo entre los implicados...), aunque desgraciadamente las medidas más habituales tienden a desembarazarse del supuesto origen o centro del conflicto, produciendo un mayor sufrimiento y culpabilidad al afectado.

Estas medidas van desde las bajas médicas sucesivas (que alargan y aplazan el conflicto) hasta el despido del empleado o la pensión de invalidez permanente.

Cuarta fase o exclusión /marginación laboral

Al trabajador le será difícil mantener un empleo durante largo tiempo y acumulará largas temporadas sin empleo. O queda excluido definitivamente del mundo laboral, contribuyendo a las cargas económicas del Estado .

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