El diálogo

Los diálogos son importantes en nuestra narración. Ayudarán a definir a los personajes, a dotarles de personalidad. Debe ser natural, intentando ser lo más precisos a la realidad. 

El diálogo ha de responder al modo de ser del personaje; un campesino no puede expresarse como un profesor, ni un pintor como un comerciante. Pero, entre todo lo que suele decir la gente para expresar sus pensamientos y sentimientos, el escritor debe seleccionar.

Podemos observar tres estilos:

Estilo directo: Los personajes se expresan directamente, sin intromisión del narrador. se utilizan rayas de diálogo y acotaciones. Las acotaciones aparecen con verba dicendi introductorio; es decir, con verbos declarativos: decir, contestar, preguntar, explicar, etc.


Estilo indirecto: Los personajes no hablan directamente, sino que se expresan a través del narrador, que desarrolla una parte activa. Se utilizan nexos: dijo que, contó que, preguntó que si, etc.


Estilo indirecto libre: El narrador reproduce los pensamientos o enunciados de los personajes. No se utiliza para ello verba dicendi introductorio (verbos declarativos).

 

Las variantes del diálogo serían:

Monólogo: es una variante del diálogo en la que un personaje habla para sí mismo, estando en presencia de otros o no.

Monólogo interior: es un recurso narrativo que se centra en los pensamientos y emociones de un personaje. Tiene como objetivo mostrar los contenidos de la conciencia, los procesos psíquicos y la organización del inconsciente humano.

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