Intervención Educativa

El Objetivo Educativo ante una Conducta Agresiva, deberá ser eliminarla o reducirla. Y Reforzar o adquirir otras conductas más adaptativas socialmente.

El procedimiento, los pasos que debemos seguir son los siguientes: 

1.Debemos Definir la Conducta de manera precisa.

Por ejemplo el niño rompe los cuentos o cualquier otro juguete de la escuela cuando su mamá va a recogerlo.

 

2.Definir la Función de la Conducta.

Qué consigue el niño al realizar esa conducta. Para ello observamos el contexto, los antecedentes y factores que hacen que aparezca esa conducta.

Por ejemplo siempre que lo hace, coincide que su mamá está hablando con el educador o la educadora. 

Y los consecuentes o factores que hacen que el niño repita la conducta.

Por ejemplo, es atendido por su mamá y el educador o educadora.

 

3.Elegir la Técnica más adecuada para eliminar la conducta agresiva.

Existen diversidad de procedimientos para trabajar o tratar las conductas conflictivas:

  • Modelamiento de comportamientos no conflictivos: se le muestran al niño modelos que realizan comportamientos alternativos que tienen un reconocimiento o recompensa social porque son adaptativos (jugar con un juguete respetando los turnos).
  • Reducción de estímulos discriminativos: se disminuyen los estímulos que llevan a la conducta agresiva (el niño aprovecha el momento en que el educador está terminando de poner los abrigos en el aula a otros niños, para quitar a los que ya están en el patio los juguetes. Hay que intentar que salgan todos a la vez para que el niño no pueda realizar esa conducta).
  • Reducción de modelos y estímulos negativos: se le ofrecen otras vías o posibilidades para solucionar los conflictos (cuando existen conductas agresivas no utilizaremos comportamientos agresivos, lo que haremos será dialogar. Ante conductas problemáticas como la comida evitaremos juicios de valor del tipo de  "como no comes nada...".
  • La Extinción: se combina con el refuerzo positivo de conductas adaptativas. Cuando identificamos el reforzador de la conducta, lo suprimimos para que desaparezca la conducta. No prestaremos atención a la conducta agresiva y al no tener consecuencias agradables no será reforzada, hará que disminuya su frecuencia. Cuando el bebé llora cada vez que el educador se separa de él. Se refuerza atendiendoles en otros comportamientos positivos, se le atiende cuando no está llorando. Implica que al principio se incremente la conducta. Nos mantenemos firmes y evitamos contradicciones en la puesta de límites. No hay que utilizar cuando la conducta implica un peligro para el niño o para otros. 
  • El Tiempo fuera: cuando no se puede retirar el reforzador de la conducta (el niño se enrrabieta porque quiere seguir usando el triciclo y es el turno de otro niño). Se saca al niño de la situación en que realiza la conducta que se quiere suprimir. Se aparta del grupo llevándole a un rincón del aburrimiento, donde permanecerá un tiempo no muy largo tras el cual se le da la opción de volver al grupo. Antes se le dará avisos intentando que abandone la conducta agresiva. Se le dejará claro que hasta que no cese la conducta no se le dejará volver al grupo. El tiempo suele ser según la edad que tenga el niño, si son 2 años 2 minutos, si 3 años 3 minutos más o menos. Una vez pasado el tiempo se le invita a unirse al grupo si no vuelve a realizar esa conducta. Además el rincón del aburrimiento debe estar sin estímulos positivos para el niño. 
  • Sobrecorrección: el objetivo es conseguir que el niño corrija las consecuencias de su conducta agresiva, que asuma su responsabilidad. Se debe aplicar siempre inmediatamente después de dicha conducta. 
  • Coste respuesta: perder algún privilegio (no salir al recreo, no jugar con la pelota en el patio, no jugar con el triciclo...). El niño tiene que saber qué conducta no puede seguir haciendo y deberemos ignorar reacciones de lloros, pedir perdón, etc. 
  • Reprimenda: debe darse siempre que aparezca la conducta agresiva. Utilizaremos una voz firme y sin subir el tono. Dejaremos claro al niño cuál es la conducta objeto de la regañina y deberá ser seguida de refuerzos positivos sobre las conductas adecuadas.
  • El castigo: aplicaremos a una conducta una consecuencia desagradable. Solo lo usaremos cuando otros procedimientos no han funcionado o cuando el niño esté en peligro (conductas de autoagresión). Es efectivo porque reduce o elimina la conducta. Pero es el método menos indicado para los comportamientos agresivos porque solo funciona cuando está presente la persona que castiga. Se enseña que la agresión la puede ejercer alguien mayor y más fuerte y puede provocar agresividad hacia otras personas. 

 

Al trabajar con conductas agresivas, un requisito es la colaboración de la familia y la escuela. Es importante que en los contextos en que el niño se desarrolla vayan a la par, se trabaje de la misma manera, utilizando los mismos criterios. Los cambios de conducta requieren perseverancia y pautas comunes de actuación para que perduren y se mantengan en el tiempo. 

Algunos ejemplos de conductas agresivas: 

Las Rabietas

Son explosiones de enfado de forma exagerada o intensas con conductas de gritos, pataleos, llanto... Son provocadas por algo que causa un sentimiento de frustración. Como el cansancio, hambre, falta de atención de los adultos, los celos, interrupción brusca del juego, incapacidad para controlar las situaciones, ayuda que se le presta cuando no la necesita, desear algo que no le podemos dar en ese momento... 

Se dan con frecuencia a partir de los 2 años, y suelen desaparecer hacia los 4 años de edad, cuando su madurez, la adquisición de nuevas habilidades y experiencias aprendidas le permiten comunicarse y manejar sus emociones más constructiva. 

Entre los factores que llevan a la aparición y mantenimiento de las rabietas: la falta de dominio del lenguaje no pudiendo expresar lo que siente, la incapacidad para identificar las emociones, no saber demorar o esperar sus deseos, sus ganas de autonomía y autoafirmación imponiendo sus deseos, el temparamento del niño; la terquedad, irritabilidad, dificultad para adaptarse a nuevos espacios.... son más propensos a las rabietas y los estilos educativos que llevan a su mantenimiento, como los autoritarios o permisivos. 

Los Mordiscos

Son habituales entre 1 año y medio y los 3 años.

En edades más tempranas el mordisco es una conducta exploratoria que en ocasiones el niño realiza sobre sus cuidadores. Basta con ofrecer al niño objetos de diferentes texturas, sabores, olores, etc. 

Cuando aprende a relacionarse con otros niños descubre, por accidente o instinto, que sus dientes son un arma eficaz. También pueden morder para expresar frustración o alegría en situaciones que le producen gran excitación. En ese momento hay que enseñarles estrategias que le permitan contener ese impulso o reducirlo. 

Elena María León Tomás

TÉCNICO SUPERIOR EN EDUCACIÓN INFANTIL

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