El amor a nivel cerebral

Este apartado lo dedicaremos a analizar la representación cerebral del amor, es decir, describir qué hormonas y estructuras están implicadas en la experiencia consciente del amor. De esta manera se demostrará la existencia del amor, puesto que cuando se experimenta a nivel cerebral podemos inducir que habrá una serie de estructuras y hormonas implicadas que se activarán en la mayoría de los cerebros humanos.

            Se puede decir que en el amor, como es una emoción compleja, estarán implicadas las mismas estructuras cerebrales que cuando experimentamos una determinada emoción; que son: un conjunto de estructuras nerviosas denominado sistema límbico, que incluye el hipocampo, la circunvalación del cuerpo calloso, el tálamo anterior y la amígdala (Vecina Jiménez M.L., 2006; Morgado I., 2007) (Vease capítulo 1. Apartado 1.1.2 Las emociones a nivel cerebral).

            Lo más importante que hace diferenciar al amor de otras emociones es la química cerebral, puesto que es esta la que se encargará de los síntomas y signos del enamoramiento. El amor influyen varias hormonas que vamos ir explicando una a una (Punset E., 2007):

-Feromonas: sustancias secretadas por un ser vivo que pueden influir sobre el comportamiento de otro individuo de su misma especie, como, por ejemplo, las hormonas emitidas por las mariposas hembras, que atraen a los machos. Se trata de un medio de comunicación entre individuos de una misma especie.

            Son hormonas que cada ser vivo expulsamos que hace que atraigan al sexo contrario sobre todo en época de celo, aunque suelen expulsarse durante todo el año. Estas feromonas influyen poco en los seres humanos, puesto que parece ser que hemos perdido la capacidad de guiarnos por ellas y cuando nos enamoramos lo hacemos por otros atributos que serán explicados en otro apartado.

-Dopamina: neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer.

-Oxitocina: hace brotar la leche, y además un mensajero químico del deseo sexual.

            Los signos y síntomas en los que influyen estas hormonas son:

  • El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
  • La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
  • Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
  • Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.

            Estas hormonas duran una media de cuatro años, por lo que después comienza a decaer, observando que esta fase de enamoramiento decae.

Glenda Cuetos González

Licenciada en Psicología y doctoranda en Psicología y Educación

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