Evolución del concepto del amor a lo largo del tiempo

Se debe dedicar un apartado a observar como el concepto de amor y lo que esto significaba fue cambiando a lo largo del tiempo, adquiriendo peculiaridades que nos hacen observar cómo el tiempo y el contexto influye en este concepto. Podemos afirmar que lo que cada uno entendemos por amor es dependiente de la cultura y el contexto en el que nos encontremos (Lagarde M., 2001; Ferrer V.A., Bosch E., Navarro C., Ramis M.C., García E., 2008), lo que hace necesario cuando analizamos este término saber en qué cultura estamos inmersos. En gran medida experimentaremos unas características u otra del amor, además de entenderlos de una determinada manera, por el contexto en el que en ese momento nos encontremos.

            Por eso es de gran interés dedicar un apartado a analizar cuando se comenzó a hablar de amor y cómo fue variando este significado, puesto que este análisis nos ayudará a analizar cómo se comportan las parejas hoy en día en materia de amor sabiendo que siempre debemos tener en cuenta el lugar y el tiempo dónde nos encontremos. Es decir hoy en día, amor no se entiende igual ni se respeta igual en Europa que en la India, además amor no era igual en la España en la época franquista que después de la evolución de la Democracia. Debemos reflexionar que a medida que los años pasan, vamos asistiendo a una serie de cambios macrocontextuales y microcontextuales que influyen de forma significativa en todo nuestro mundo además de en las expresiones de las emociones, incluidas en ellas el amor.

            Se debe tener en cuenta que la primera vez que desde alguna disciplina se encargan de describir el amor es a través de la literatura, nos debemos remontar a la Antigua Grecia a través del cuento de Eros y Psiquis (Paz, 1993). Pero podemos decir que no se trata de un concepto de amor romántico, puesto que más bien en toda la literatura Griega se habla de amor de una forma dolorosa, como un sentimiento imperfecto que en muchas ocasiones sólo lleva a la desgracia. Simplemente debemos pensar en “Afrodita” diosa del amor y de la belleza, el mito cuenta que a pesar de ser la dueña del “amor” estaba casada con “Hefesto” uno de los dioses más feos y amorfos que existía en el Olimpo (hijo bastardo de Era) a pesar de esto, eran innumerables los escarceos amorosos que la diosa tenía, sobre todo con Ares (dios de la “guerra”). Se observa como en la Antigua Grecia el ideal de amor es diferente, puesto que va unido a una infelicidad permanente y unido al sufrimiento de dos personas que se ven embaucados por este sentimiento que se considera “amor”.

            Después asistimos al amor cortés del siglo XI, un amor que comienza a tener características parecidas a lo que hoy en día conocemos como amor romántico. Es un amor lleno de pasión donde el hombre trata de conquistar a la dama sobre todo por medio de la palabra (Paz, 1993), aunque a diferencia del amor romántico, este tipo de amor nunca llegaba a consumarse, nunca llegaba a ser carnal y el sufrimiento por la no consumación del amor llevaba a un trágico final del mismo.

            Tras el amor cortés asistimos a otra evolución del amor lo que es conocido como el amor burgués y el amor victoriano, que los podemos considerar como dos formas de amor dentro de un continuo. La mayor diferencia con el amor cortés es que esa pasión que existía sin consumación, cambia por completo puesto que para el amor burgués no existe amor sin consumación y sin matrimonio (Lagarde, 2001). El amor victoriano no deja ser el extremo del amor burgués puesto que tiene las mismas características de este (consumación y matrimonio) pero llevado hasta el extremo, puesto que las mujeres estaban continuamente embarazadas (Lagarde, 2001).

            El concepto de amor romántico surge a partir del siglo XVIII, de una forma revolucionara que irá encaminado sobre todo a romper con los cánones anteriores sobre el amor uniendo pasión y deseo sexual, convirtiendo a los propios sujetos como dueños de sus emociones (Eskezani, 2013). En este concepto ha influido el que a partir del siglo XX el amor quiera ser estudiado e investigado por otras disciplinas, puesto que prácticamente hasta este siglo sólo se ocupaba la literatura de dar definiciones sobre el mismo sin ningún tipo de rigor científico.

            El concepto de amor romántico es diferente resaltando matices distintivos según la cultura en la que estemos inmersos (Punsent, 2010), no es difícil observar las grandes diferencias entre el Occidente y el Oriente.  Aún en este siglo, en Oriente la mayoría de los casamientos existentes son por conveniencia, a diferencia de Occidente donde suele existir una cierta libertad para buscar y encontrar una pareja. También en esto ha influido sobre todo la “liberación de la mujer” puesto que, antes las mujeres no podrían elegir quien serían sus maridos pero a partir de la liberación de la mujer esto ha cambiado, sirviendo para fundamentar más el concepto de amor romántico. El surgimiento del amor romántico viene principalmente afectado por diversas características que afectaban a las mujeres de finales del s.XVIII en adelante como son (Giddens A., 1992):

-La creación del hogar

-El cambio de relaciones entre padres e hijas

-La aparición de la maternidad

            Después de este recorrido llegamos a la sociedad actual a lo que hoy entendemos por amor, puesto que aunque en muchas ocasiones anhelamos y creemos en la búsqueda de ese amor romántico la realidad es que hoy en día este amor no sería posible. Se observa cada día más que las tasas de divorcio y separación son extremadamente altas, por lo que ese amor romántico eterno y único no tiene cabida en nuestro tiempo. 

Hoy en día podríamos estar ante lo que podemos llamar tal y como lo hace Anthony Giddens (1992) en un “un amor confluente”, en el que existe (o se trata de buscar) una relación de igualdad entre la pareja. Al contrario que el amor romántico este amor surge como la necesidad de unirse a una persona sin pensar que debe y tiene que ser para siempre, sino que en ese momento es la persona de la que estamos enamorados y es ella y no otra que la satisface nuestras necesidades. Es un amor diferente, renovado, actualizado a los nuevos tiempos dónde sabemos que una pareja puede no ser para toda la vida y dónde estamos ante una realidad que lo demuestra. Además que hoy en día, no debemos asimilar solamente el amor heterosexual, puesto que la homosexualidad esta abiertamente en nuestra sociedad observando que un amor intenso y fuerte puede existir en igualdad de condiciones en parejas del mismo sexo.

Glenda Cuetos González

Licenciada en Psicología y doctoranda en Psicología y Educación

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