Diálogo interior positivo

Debemos aceptar nuestras capacidades y comprender que no podemos hacerlo todo bien. Pero es igualmente importante que, cuando cometamos un error, no nos juzguemos a nosotros mismos con dureza. La clave está en tener un diálogo interior positivo.

Por ejemplo: un día nos levantamos torpes, se nos caen las cosas de las manos, tropezamos, cometemos errores. Un diálogo interior negativo supondría pensar: "Soy muy torpe, no hago nada bien". En cambio el positivo sería así: "Hoy estoy torpe, debería prestar más atención a lo que hago, así seguro volvería a la normalidad". No se trata de pensar que siempre lo hacemos todo bien y que somos perfectos, sino de identificar nuestros errores y rectificarlos, pero pensando en todo momento que éstos son pasajeros.

Verónica Ayelo Henares

Licenciada en Filología Clásica. Autodidacta y experta en el mundo antiguo

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