Introducción (IV). Clinica y complicaciones de la demencia senil

A) CLÍNICA DE LA DEMENCIA SENIL.

Como ya hemos dicho, la demencia senil supone un deterioro progresivo de las capacidades mentales del paciente. Veamos los síntomas más habituales  de la enfermedad.

  • Pérdida de memoria. El trastorno suele empezar como pérdida de la memoria más reciente (olvidan qué ha comido, qué ha hecho esta mañana, qué tal ha dormido esta noche…). Esto nos ocurre a todos, pero si nosotros olvidamos algo lo más probable es que más tarde nos acordemos; el paciente con demencia cuando olvida algo ya no lo vuelve a recordar. Poco a poco el paciente va olvidando cada detalle de su vida, tanto los actuales como, más adelante, los pasados y, por último, lo sucedido en las épocas más remotas de su existencia.
  • Perder cosas o colocarlas en lugares incorrectos. Consecuencia lógica de la pérdida de memoria. Pueden, por ejemplo, dejar un jersey en la nevera o comida en un armario.
  • Dificultad para realizar tareas conocidas y que antes hacían normalmente. Cocinar, conducir, limpiar….
  • Lógicamente, también existe incapacidad de aprender nuevas actividades.
  • Falta de juicio, incapacidad para reconocer el peligro. Salen a la calle de madrugada, escapan de casa a cualquier hora, invitan a entrar a desconocidos, dejan el gas encendido...
  • Alteraciones del lenguaje. No recuerdan palabras simples o las que usan son incorrectas. Con frecuencia no se entiende lo que dicen ni lo que quieren.
  • Dificultad para leer y escribir.
  • Desorientación en espacio y tiempo. Se pierden en rutas y calles habituales. No recuerdan cómo volver a casa; no saben cómo han llegado a algún punto determinado.
  • Pérdida de iniciativa, indiferencia y negatividad. Progresivamente van dejando de tener interés por todo el entorno que les rodea, ya no tienen ganas de salir a la calle o de relacionarse con los demás. Poco a poco se produce una paralización de todas las actividades de la vida diaria. Es típica la imagen del enfermo con demencia evolucionada que puede pasar todas las horas del día mirando a una pared sin hacer nada más.
  • Problemas con el pensamiento abstracto. Olvidan, por ejemplo, qué son los números y que se hace con ellos o para qué sirven.
  • Cambios de personalidad. Pueden volverse irritables de repente o pasar de la alegría al llanto en menos de un minuto. Es posible que se transformen en individuos extremadamente suspicaces y pueden pensar, por ejemplo, que todo el mundo quiere perjudicarles, o que les roban o hablan mal de ellos… Posibilidad de desinhibición en sociedad (malhablados, conductas sexuales inapropiadas en público, gritos por las noches…). Depresión, llanto fácil, agitación, agresividad… casi cualquier síntoma es posible.
  • Alteración en los patrones de sueño. Suele iniciarse como despertares frecuentes, despertar precoz o incapacidad para conciliar el sueño. Con el tiempo se va instaurando insomnio progresivo y tendencia al sueño durante el día. El punto final puede ser, si no se corrige, tener un exceso de actividad durante la noche y dormir solo por el día.
  • Delirios. Estado de alteración mental en el que se origina una gran excitación e intranquilidad, desorden de las ideas y alucinaciones.
  • Alucinaciones. Se producen cuando un individuo ve, oye o siente una percepción que realmente no existe. El enfermo piensa que es real, es más, está convencido de su autenticidad.

 

La situación final del paciente con demencia senil  sería la del enfermo aislado en su mundo, sin relación alguna con nada ni nadie, incapaz de reconocer ni a sus familiares más cercanos. No entienden lo que se les dice ni emiten ningún tipo de lenguaje. Presentan inmovilidad casi absoluta. Además existe incontinencia de esfínteres, tanto de orina como de heces. Se producen problemas para la nutrición e hidratación por dificultades para tragar y pérdida de apetito… Incluso llegan a olvidar cómo comer o beber o qué se hace con la comida en la boca. Es prácticamente una situación de estado vegetativo con dependencia absoluta de los demás.

 

B) COMPLICACIONES DE LA DEMENCIA SENIL.

Una vez realizado el diagnóstico de demencia senil, el pronóstico de supervivencia es, como media, de unos 5-10 años de vida. Lógicamente, algunos viven más y otros menos.

La demencia senil es la cuarta causa de muerte en el mundo actualmente, pero su frecuencia va a seguir aumentando en los próximos años. En varones de más de 85 años, supone el 30 por ciento de las muertes y en mujeres de más de 85 años, la mitad de las mismas. Cuánto mayor es el deterioro funcional y cognitivo peor es el pronóstico.

Además, es la enfermedad que más dependencia origina hoy en día. En España, por ejemplo, el 90% de las personas calificadas como dependientes tiene el diagnóstico de demencia senil.

El tener demencia supone un riesgo incrementado de diabetes y de hipertensión arterial.

Estos enfermos con frecuencia tienen enfermedad cardiovascular asociada: la tercera parte sufrirán accidentes cerebrales, más del 10 por ciento tendrá angina de pecho y alrededor del 7% padecerá un infarto de miocardio.

Más del 17% de los  pacientes con demencia tendrán algún tipo de fractura ósea.

Existe un importante incremento del número de infecciones; por ejemplo, cerca del 15% de estos enfermos sufrirá una neumonía.

La demencia senil supone también un importante aumento del riesgo de reacciones secundarias de los medicamentos usados con ellos.

Estos pacientes tienen, con mucha más frecuencia que otras personas sanas, ingresos hospitalarios; además, las estancias en hospital son más largas, complejas y costosas.

El trastorno puede suponer, además, una importante reducción en la productividad laboral de los cuidadores. Más del 50 por ciento de estas personas se ven seriamente afectadas por la demencia senil de un familiar.

julio yañez gonzalez-irun

Medicina de familia.

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