Dilemas teóricos en la investigación: ¿que dar a conocer? Informes

Los nuevos desarrollos teóricos en el campo de las Ciencias Sociales a partir de la segunda mitad del siglo XX y con su boom a principios del Siglo XXI han traído, entre otras cosas, una nueva mirada epistemológica al campo de las humanidades. Este nuevo paradigma, con una nueva mirada sobre cómo hacer ciencia, no ha dejado de afectar a la Educación y su investigación, con el auge de metodologías cualitativas para problemáticas más bien relacionales.

Esto no quiere decir que se haya dejado de lado la investigación cuantitativa o un paradigma científico clásico, sino que la preponderancia en el campo es de este nuevo modelo. Así como, por ejemplo, en Farmacología, sigue la vigencia del modelo clásico, mucho más coherente con las Ciencias Naturales. El investigador nunca debe olvidar que los paradigmas de investigación no tienen aptitudes de bondad o maldad, sino que son mejores o peores de acuerdo a los objetivos que tenga el investigador.

 

Particularmente respecto a la Educación, se ha puesto en entredicho el tema del famoso "informe" final. Se trata de un documento en el cual se da cuenta de lo que se realizó, y generalmente está destinado a ser difundido a través de algún medio académico o no académico, lo cual exige criterios de adecuación.

Una primer observación que se deriva de lo antedicho es que no puede ponerse todo de todo lo analizado: sería no solo nada práctico y poco científico, sino que impediría a cualquier lector no académico o no conocedor del campo acceder a lo esencial de la investigación. Es decir, de hacerse, atentaríamos contra uno de los principios de la ética del investigador: el acceso a la información. A su vez este proceder también acarrea preguntas del tipo ¿Qué es lo importante? ¿A efectos de qué?¿Qué parámetros se emplean para definirlo?

En el marco de una epistemología altamente democratizadora resulta difícil: por un lado es necesario recortar información para que la investigación sea difundida, por otro los aportes de todos los participantes (que en definitiva consolidaron los datos) no pueden estar plasmados. A su vez alguien, con mucho acierto podría replicar "No hay mucho que hablar, el investigador investiga, los sujetos son investigados", y no habría mucho que decir al respecto, puesto que efectivamente es así. No obstante, los esfuerzos de muchos investigadores en sociales y en educación corren por el carril de poner énfasis en el testimonio y las palabras sujeto participe: en definitiva el es parte de la investigación, y tiene derecho a que su voz sea escuchada.

¿La solución? Como es esperable, no existe una solución definitiva y dependerá demasiado del investigador o equipo de investigación, la temática, los objetivos, el enfoque metodológico, etc. No hay posibilidad de dogma, no hay recetas de qué hacer o no ante los dilemas, sino no serían dilemas. El investigador más comprometido con lo humano encontrará la forma de hacer sentir escuchando al sujeto que desee expresar contradicciones, percepciones o ideas en el proceso de la investigación; el más clásico y preocupado por los resultados hará caso omiso. Ambos están igual de bien en su quehacer: porque evidentemente están estudiando cosas distintas.

El futuro investigador de educación debe recordar siempre que el objeto de educación es abrumadoramente amplio, y también lo son en variedad las posibles metodologías y los enfoques empleados. Por lo que juzgar uno u otro enfoque es más bien una actitud inmadura: lo correcto es desarrollar a conciencia y siguiendo el código ético lo mejor posible nuestro propio estilo.

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