Los pensamientos negativos

Los pensamientos negativos, son aquel grupo de pensamientos que nos hacen sentir mal y nos influyen en la forma de percibir el entorno y nuestro interior.

Preceden a la activación de la ansiedad. Son de una gran importancia para poder entender el funcionamiento de cualquier trastorno psicológico.

Los pensamientos negativos actúan como un factor activador de la ansiedad y contribuyen a su mantenimiento.

Su repercusión en la salud mental y física de una persona es vital.

Por esta razón, la mayoría de tratamientos psicológicos, se basan en detectar este tipo de pensamientos y enseñar al paciente a modificarlos.

La importancia de conocer qué son es básica para poder contrarrestarlos y cambiarlos por pensamientos positivos.

Algunas personas, poseen una elevada presencia de pensamientos negativos sin saberlo, ya que han desarrollado con el tiempo un sistema de pensamiento automático

Podemos compararlo a un autodiálogo que un sujeto elaborara mentalmente y que influye negativamente en su percepción.

 

Los pensamientos automáticos fluyen sin que el sujeto sea consciente de su presencia, por lo que es incapaz de identificarlos y juzgar su veracidad.

Los pensamientos negativos perjudican nuestra mente y nuestro cuerpo, ya que son capaces de sugestionar las diferentes emociones que sentimos.

Ejercen un significativo papel de filtro emocional del que dependen nuestras respuestas de ansiedad.

Por ejemplo, si constantemente mis pensamientos negativos giran alrededor de la creencia de que toda mi familia siente rencor hacia mí, mis emociones se verán afectadas por la ira, el dolor o la culpabilidad. Estos pensamientos, acaban activando mis mecanismos de ansiedad, provocando un posible distanciamiento o conflicto con ellos.

Los pensamientos negativos escapan a nuestro control racional

 

Además de perjudicar las relaciones con las otras personas en diversos ámbitos (familiar, laboral, social, de pareja, etc.) los pensamientos negativos afectan de forma nociva el mundo interior del individuo.

Este funcionamiento erróneo del pensamiento perjudica la percepción que tenemos sobre hechos objetivos o sobre nosotros mismos.

Tomemos como ejemplo el problema de la baja autoestima. Cuando la persona se efectúa autocríticas constantes sobre él mismo, sobre sus capacidades o sobre cómo cree que le valoran los demás, acaba convencido de que sus reproches son ciertos y es incapaz de valorarse de forma real. En consecuencia, su autoestima disminuye y se desencadena un malestar personal que está basado en pensamientos irracionales. Este tipo de proceso cognitivo alterado, puede provocar síntomas ansiosos.

 

El pensamiento negativo precede a numerosas manifestaciones de la ansiedad, a la vez que se convierte en una rutina nociva a la que nos habituamos sin darnos cuenta.

Provocan malestar y si se muestran de forma constante e intensa perturban el bienestar.

 

John Paul Flintoff, en su libro "Cómo cambiar el mundo" nos describe diez de los grupos de pensamientos negativos más habituales:

  1. Pensar sólo en blanco o negro.
  2. Leer la mente de otras personas.
  3. Adivinar el futuro.
  4. Generalizar.
  5. Minimizar las cosas positivas.
  6. Dramatizar.
  7. Tener expectativas poco realistas.
  8. Insultar a nosotros mismos o al resto.
  9. Autoculparse.
  10. Ser catastrofista.

En los trastornos de ansiedad se presentan de forma incontrolada y se repiten asiduamente de forma automática. Los sujetos los perciben como verdades absolutas y no se plantean su autenticidad.

“Cualquier pensamiento que no sea positivo y de naturaleza constructiva, relacionado con uno mismo o con otro, es un pensamiento negativo”.
(Emment Fox)

Roser González

Licenciada en Psicología. Terapeuta Clínica. Master en intervención social y comunitaria.

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