El cubo

cubo

Modelado de un cubo

 

Es una de las formas más básicas que hay, y una vez sombreada, da una sensación de profundidad increíble. Escoge un carboncillo suave y un papel de no excesiva calidad, ya que son prácticas iniciales, para ir soltando la mano y ver cómo funciona la luz en los cuerpos geométricos.

Nos disponemos a dibujar el cubo en la perspectiva que elijamos para este ejercicio con el carboncillo plano. Vamos creando las aristas hasta formar el cubo.

 

Vamos a crear 3 zonas bien definidas:

La primera zona es la cara del cubo donde le da más luz, se dejará en blanco del papel. En este caso es la zona frontal.

La segunda zona recibe luz, pero en menor intensidad; se crea entonces el medio tono. Aplicamos el carboncillo y lo difuminamos con el dedo, no importa si nos queda el rayado del carboncillo, sólo es una práctica. Sin embargo, si queréis difuminarlo completamente y dejarlo liso, también podéis hacerlo. Podéis utilizar el difumino o expandirlo con el dedo.

La tercera zona es la zona de sombra; en este caso se aplica el carboncillo plano e intenso. Si os fijáis, se produce un degradado en el que la zona cercana a las aristas y más próxima al espectador es más oscura. Esto se consigue aplicando el carboncillo en toda la cara del cubo e insistiendo una segunda vez en esa zona más oscura. También podéis degradarlo, teniendo en cuenta de dejar casi el carboncillo puro en esa esquina.

Una vez que le hemos dado volumen a nuestro cubo, procedemos a crear su sombra, teniendo en cuenta que debe estar opuesta a la zona de más luz. Utilizaremos un gris medio, sería otro medio tono, más o menos intenso.

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