Factores de protección: educar para la prevención

Protección

En los capítulos anteriores he establecido un contraste entre las características de una persona adicta y las de una persona sin adicciones. Tenerlas en cuenta constituye la primera fase de la educación en prevención, ya que marcarán los objetivos a medio y largo plazo hacia donde queremos encaminar a nuestros jóvenes para que se desarrollen como adultos sanos y libres.  

 

Como forma de explicar a nuestros adolescentes estos objetivos con estrategias concretas y más inmediatas, podemos establecer el siguiente decálogo de actuación

Estrategias relativas al autoconocimiento:

1. "¿Cómo pienso?": enseñarles a desmontar las creencias irracionales, sobre todo en relación a su autoconcepto.

2. "¿Cómo siento?": ayudarles a darse el permiso de sentir para, posteriormente, identificar emociones y gestionarlas adecuadamente.  

3. "¿Cómo actúo?": transmitirles que el comportamiento puede y debe pasar por el filtro del autocontrol y mostrarles que es importante que sopesen, desde la responsabilidad, que lo que hacen tiene repercusiones para sí mismos y para los demás. 

4. "¿Desde dónde me relaciono?": que busquen el desarrollo de su específica individualidad desde la asertividad, es decir, sin situarse en posiciones de superioridad o inferioridad con respecto a los "iguales". 

5. "¿Hacia dónde voy?": darles la oportunidad de soñar metas a medio y largo plazo que les ayuden a superar los criterios de inmediatez y les haga encontrar el sentido de la frustración como oportunidad para crecer y madurar. 

 

Estrategias referidas a la forma de tomar decisiones:

6. Prever las consecuencias.

7. Asumirlas con responsabilidad.

 

Estrategias referidas a la relación con los demás:

8.  Comunicarse adecuadamente.

9. Confiar en lo adultos "de referencia" que les protegen desde una autoridad entendida desde la norma y el cariño.

10. Aprender a pedir lo que se necesita desde el reconocimiento de que no "pueden todo". 

 

Para los adultos que educamos, el gran reto está en tener interiorizados también nosotros estas tareas. Difícilmente podemos transmitir esto a nuestros jóvenes si nosotros descontrolamos los sentimientos, o si tomamos decisiones "sin filtro", o si no ponemos límites a nuestros "propios enganches", o si no sabemos tolerar nuestras frustraciones...

Más aún, si estamos inmersos en la ausencia de significado existencial... 

Pasaremos ahora a comentar de forma más detallada estos aspectos. 

Marta Tamayo Loyo

Licenciada en Filosofía y Letras con C.A.P. y Habilitada en Educación Social por el CEESCYL

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