Bases sociales

Vivimos realidades en las que las mujeres y los hombres no disfrutan de los mismos derechos, siendo la situación de las mujeres mucho más vulnerable que la de los hombres y con menos posibilidades.

Estas circunstancias se han puesto ya en evidencia desde muchas entidades y organismos, entre ellas las Naciones Unidas, en cuyos datos se pueden apreciar las tasas de escolarización de mujeres y hombres en los diferentes países, o las violencias que estas sufren, así como el acceso a ingreso económico formal o a la propiedad de la tierra.

La feminización de la pobreza es una realidad ya muy documentada, aunque todavía parece que para la sociedad en general no quedan muy claras las bases que llevan a que esto sea así.

ONU Mujeres

 

Las estructuras que provocan este fenómeno tan extendido en diferentes partes del mundo son las mismas que inducen, en las escuelas, a que los espacios de ocio estén divididos entre los niños que juegan al fútbol y las niñas que hablan de los chicos que les gustan; o, que los niños jueguen a pelearse entre ellos, sean más brutos, hablen más alto, hagan más bromas, etc., mientras las niñas son aplicadas, hablan bajo, se dan besos y abrazos entre ellas o, van juntas al baño.

Las prácticas de género son aprendidas, repetidas y creadas constantemente. Es muy habitual que se conecte esta división de espacios, esta brutalidad o esta sensibilidad con algo relacionado con la naturaleza de su sexo, como inamovible e inmutable. Este es uno de los puntos más relevantes que hemos de comprender. 

La suavidad de las chicas y la brusquedad de los chicos, o la afición de las mujeres por estar bellas y cuidar su imagen, no es algo que esté genéticamente determinado.

Lugares como "princelandia", son un ejemplo de cómo desde pequeñas se induce a las niñas a ser princesas (con todo lo que esto conlleva).

Princelandia

 

Que este tipo de negocios, que fomentan que las niñas lleven una vida de princesas, sea un negocio en expansión, no es casualidad.

Las bases sociales que sustentan estos imaginarios están determinadas por un sistema sexo/género que dota a los hombres de poder, mientras a las mujeres las conecta con el cuidado a las otras, por ejemplo.

Hay todo un entramado social que hay que visibilizar, esto nos lo permite la perspectiva de género.

Ana Valero Rey

Consultora y formadora en temáticas de género e igualdad

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