Género: construcción de la diferencia

El concepto género lo utilizamos cuando queremos hacer referencia a las características que se asocian a las personas según su sexo biológico.

Esta categoría, como señala Clara Murguialday “subraya la construcción cultural de la diferencia sexual, esto es, el hecho de que las diferentes conductas, actividades y funciones de las mujeres y los hombres son culturalmente construidas, más que biológicamente determinadas” (Diccionario Acción Humanitaria y Cooperación de Hegoa).

Es decir, el género hace referencia a la construcción social del sexo.

estereotipos de mujer y hombre

 

Este término aparece en el ámbito médico de la mano de John Money (psicoendocrinólogo pediátrico), que trabajaba en el estudio de anomalías sexuales congénitas. En este área comenzó a usar el término “rol de género” para referirse a los comportamientos que socialmente se asignaban a mujeres y hombres.

Otro investigador, Robert Stoller (psicoanalista), desarrolló sus estudios relacionados con la identidad sexual. Este también llegó a la conclusión de que la identidad de género estaba relacionada con las experiencias vividas desde el nacimiento, los ritos y las costumbres que se atribuían al género. Así, en su libro Sexo y Género (1968) desarrolló su teoría a partir de los casos estudiados.

 

Tras la aparición del concepto en el ámbito médico, las teóricas feministas comienzan a profundizar en conceptos como sexo, género e identidad de género.

Teóricas como la socióloga Ann Ockley y la antropóloga Gayle Rubin, analizan los que llaman “sistemas de sexo-género”. Gayle Rubin en 1975 define por primera vez el sistema sexo-género como: “el sistema de relaciones sociales que transforma la sexualidad biológica en productos de actividad humana y en el que se encuentran las resultantes necesidades sexuales históricamente específicas” (Aguilar 2008, 5).

De forma que, el género nace como una categoría directamente relacionada con el sexo durante los años 60 y 70 del siglo XX, y se va conformando de manera más contundente en el campo de los estudios feministas.

Así, se construye, por tanto, el sexo como la parte biológica y el género como la parte sociocultural, aprendida.

Sexo: hace referencia a la parte biológica.

Género: hace referencia a la parte construida socialmente sobre los caracteres sexuales de las personas.

 

Por lo tanto, como nos señala Teresa de Lauretis, “lo que la sabiduría popular sabe, entonces, es que el género no es el sexo, un estado natural, sino la representación de cada individuo en términos de una relación social particular que pre-existe al individuo y es predicada en la oposición conceptual y rígida (estructural) de dos sexos biológicos. Esta estructura conceptual es lo que las científicas sociales feministas han designado el sistema sexo-género” (de Lauretis 1989, 11).

El género permite analizar las construcciones sociales de la diferencia sexual, cómo se construye esa diferencia, cómo limita y cómo se puede cambiar.

Ana Valero Rey

Consultora y formadora en temáticas de género e igualdad

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