Estimulación de las capacidades funcionales. ABVD

A la hora de trabajar este tipo de capacidades, el objetivo fundamental será que la persona que sufre Alzheimer mantenga su autonomía el mayor tiempo posible. Se producirá un aumento de su autoestima, lo mantendrá en contacto con su entorno y con la realidad, y reducirá la carga de trabajo de sus cuidadores. Todo ello repercutirá en su calidad de vida y en la de aquellos que lo rodean.

Cuando se trabaja con una persona que padece una demencia, es importante recordar que las instrucciones que se le den deben ser claras y sencillas. Es posible que haga falta repetir la información varias veces, y que el paciente cometa errores, pero se debe mantener en todo momento la calma y ser paciente. No es recomendable realizar las tareas por el enfermo, sino que se le debe facilitar dicha tarea lo máximo posible para que sea él quien la lleve a cabo.

 

Actividades Básicas de la Vida Diaria.

  • Alimentación:

Para este, y para el resto de áreas que aquí veremos, hay que mantener un horario fijo y un lugar donde colocar las cosas, para evitar que el paciente se desoriente. Por ejemplo, para comer, es recomendable que se haga siempre sentado, en el mismo lugar y a la misma hora, y que los utensilios, como los cubiertos o la servilleta, se coloquen de la misma forma cada día.

Igualmente, se debe acompañar al paciente y aprovechar esta oportunidad para dialogar con él y explicarle qué va a comer y qué debe utilizar para ello.

Para cuando la enfermedad esté más avanzada, pueden utilizarse vajillas adaptadas, más fáciles de utilizar, o la ayuda del cuidador para iniciar los movimientos necesarios para comer. También se le puede presentar la comida ya cortada cuando tenga dificultades para usar el cuchillo.

Al final de la EA es posible que la persona no pueda masticar y tragar la comida, para lo que habrá que recurrir a los especialistas médicos necesarios y aplicar las ayudas técnicas que estos sugieran.

  • Aseo personal:

En primer lugar, se debe favorecer que sea la persona quien lo haga, aunque sea bajo supervisión, durante todo el tiempo posible. El cuidador debe ser paciente si se tarda más tiempo de esta forma y no por ello hacerlo por el enfermo.

Como a la hora de las comidas, hay que establecer una rutina por la que se lleven a cabo las mismas tareas de aseo y en el mismo orden y lugar cada día.

Se pueden simplificar las actividades y, para cuando la movilidad de las extremidades superiores esté restringida, ayudarlo o utilizar medios adaptados.

En lo que respecta al baño, si es posible se debe adaptar a las necesidades de movilidad reducida del paciente, cambiando la bañera por plato de ducha, o instalando asientos y barras para sujetarse.

  • Vestido:

Aquí también es importante establecer una rutina y simplificar la tarea al máximo. Para lograr esto, la persona con Alzheimer debe vestirse siempre en la misma habitación, y se puede colocar la ropa en orden y en el mismo sitio para que la persona la vaya cogiendo. Además, se pueden sustituir las prendas o los cierres con botones o cremalleras por otras con velcro, por ejemplo.

Es muy importante respetar los gustos de la persona y el estilo de vestimenta que suela utilizar.

Por último, se debe procurar que haga todo lo que pueda de forma independiente, y ayudarle exclusivamente con aquellos movimientos que resulten más complicados.

  • Control de esfínteres:

Aparte de instalar ayudas técnicas y eliminar barreras arquitectónicas en el baño que faciliten la tarea, hay que establecer un horario para ir al baño.

Mientras sea posible, se debe dejar que la persona lleve a cabo esta labor por sí misma, para respetar su intimidad. Hasta que sea imprescindible la ayuda física de otra persona, se le puede acompañar y dar instrucciones sencillas.

  • Movilidad:

Puesto que la capacidad motora irá reduciéndose rápidamente, a fin de mantenerla se debe trabajar cada día. Desde paseos diarios hasta ejercicios físicos sencillos, que incluyan la gimnasia o el baile.

En la fase leve de la enfermedad es posible que la persona solo necesite apoyarse en el brazo de su acompañante, aunque más adelante puede que sea preciso recurrir a otro tipo de ayudas como bastones, andadores o sillas de ruedas. Sea como sea, es importante mantener la relación con el medio conocido en lo posible e intentar evitar que el paciente permanezca siempre en las mismas habitaciones y se aísle de la realidad.

Anciana con demencia danto un paseo con su cuidadora.

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