Tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer

Antes de comenzar, debemos señalar que, a día de hoy, no existe todavía ningún tratamiento que cure o que invierta el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Pero, a pesar de ser una enfermedad irreversible, se puede recurrir a tratamientos farmacológicos que palian determinados síntomas específicos con el fin de mejorar la calidad de vida del enfermo y de aquellos que lo rodean.

Además, también existe una serie de terapias que pretenden estimular las habilidades y capacidades de la persona enferma para poder retrasar el avance de la enfermedad, y medios para poder adaptar el entorno en el que vive a sus nuevas necesidades. Debido a la variedad de tratamientos posibles, en el proceso intervienen diferentes profesionales, incluidos médicos, terapeutas ocupacionales, personal de enfermería, de psicología, de trabajo social, etc.

A) Tratamientos farmacológicos.

Dependiendo del tipo de síntomas sobre los que actúen, podemos clasificar los medicamentos que trabajan directamente sobre el sistema neurotransmisor o sobre los síntomas secundarios de la enfermedad.

Los enfermos de Alzheimer en ocasiones deben tomar multiples medicamentos.

 

  • Tratamientos del sistema neurotransmisor:
    • En la EA se producen fallos en los sistemas de neurotransmisión, concretamente en aquellos basados en la acetilcolina, la cual controla la memoria y otras funciones cognitivas. Los tratamientos que inhiben la acetilcolinesterasa (una enzima que se encuentra en los tejidos nerviosos y los glóbulos rojos) pretenden controlar esta enzima para estabilizar algunos de los síntomas cognitivos de la enfermedad, como el uso de la memoria o el lenguaje. Su eficacia ha sido probada especialmente en las fases leve y moderada de la enfermedad.
  • Tratamientos sintomáticos:
    • Este tipo de tratamiento farmacológico busca paliar los síntomas psicológicos y los trastornos del comportamiento que acompañan a la EA, incluyendo la ansiedad, la depresión, la agresividad, las alucinaciones o los trastornos del sueño, entre otros.
    • Es importante tener en cuenta la pluripatología que a menudo se presenta en enfermos de Alzheimer, especialmente las personas mayores. Se deben considerar los medicamentos que ya han sido prescritos al enfermo, y los efectos adversos que estos puedan provocar al interactuar con los fármacos apropiados para la EA.

 

B) Tratamientos no farmacológicos.

Los tratamientos o terapias no farmacológicas se orientan a la estimulación de las capacidades cognitivas, físicas y psicológicas del paciente. En ocasiones se puede incluir a la persona cuidadora, así como medidas técnicas para adaptar el medio de convivencia a las necesidades de la persona enferma. En general, se busca retrasar el avance de la enfermedad y mantener un determinado nivel de calidad de vida para el enfermo y sus cuidadores familiares.

Este tipo de tratamientos se estudiarán con más detenimiento en las unidades siguientes. Sin embargo, cabe destacar la variedad de actuaciones que pueden llevarse a cabo, entre ellas:

  • Tratamiento cognitivo: a través del entrenamiento de la memoria y de la orientación en el tiempo y el espacio, se pretende estimular las capacidades cognitivas del paciente para que permanezcan activas el mayor tiempo posible.

Los ejercicios cognitivos ayudan a mantener la memoria y la concentración.

 

  • Tratamiento físico: se estimula la psicomotricidad y la coordinación para mantener la movilidad del enfermo.
  • Tratamiento funcional: destinado a mantener la autonomía del paciente, trabajando las capacidades instrumentales que aún mantiene y fortaleciendo la conexión con su entorno.
  • Apoyo familiar y a cuidadores: el rol de cuidador en la enfermedad de Alzheimer, y en cualquier tipo de demencia, puede acarrear una amplia variedad de problemas físicos, psicológicos y socio-familiares. Por lo tanto, el apoyo a las familias de los pacientes resulta esencial, y esto puede hacerse a través de la organización de grupos de apoyo y autoayuda, charlas informativas y talleres, o programas de respiro familiar, por ejemplo.

El acompañamiento y el apoyo a la familia del enfermo es muy importante.

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