Diagnóstico de la depresión y la ansiedad

Depresión

El diagnostico del síndrome depresivo debe hacerse a partir del conocimiento del enfermo, por la historia clínica y por su seguimiento.

De las múltiples escalas que han sido empleadas destacamos las de Hamilton, la de Zung-Conde y el GDS de Yesavage.

Un aspecto de gran importancia es la derivación psiquiátrica. Como es un trastorno de alta prevalencia y habida cuenta que el médico está capacitado para llevar a cabo su diagnostico y tratamiento, la intervención psiquiátrica dependerá de varios factores:

  • Intento de suicidio en varias ocasiones o manifestaciones de autodestrucción.
  • Complejidad del síndrome depresivo.
  • Depresiones mayores, fases depresivas de la enfermedad bipolar y duelo patológico con síntomas psicóticos.
  • Mala evolución del cuadro con el tratamiento establecido.
  • Exigencia del paciente para ser atendido por el psiquiatra.
  • Amplia disponibilidad de los profesionales.

Algunas complicaciones que pueden surgir en el diagnostico son las derivadas del propio proceso de envejecimiento, las debidas a un efecto generacional acerca de la percepción de la salud física y mental, mientras que otros aparecen a causa del frecuente solapamiento de los síntomas depresivos y la enfermedad somática.

Existen cuatro factores principales que contribuyen a dificultar el diagnostico: la presencia de comorbilidad somática, déficit cognitivo, factores estresantes de tipo psicosocial y de síntomas de ansiedad intensos.

 

Ansiedad

El criterio diagnostico incluye las preocupaciones excesivas que duran más de seis meses, la dificultad para controlar este estado y la presentación de al menos tres síntomas de los siguientes: inquietud, impaciencia, fatigabilidad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, sensación de tensión muscular y alteraciones del sueño.

Todo esto provoca un significativo malestar y deterioro social o laboral, y no está causado por sustancias u otros procesos psíquicos.

El diagnostico en mayores ha de basarse en la historia clínica, en la que un cuidadoso interrogatorio es primordial.

Después de una correcta exploración física, analítica e instrumental, teniendo en cuenta la típica polipatología del anciano, el cuadro clínico ha de cumplir criterios de uso. El diagnostico diferencial no siempre es fácil, debe hacerse con los procesos depresivos donde es muy común la asociación de angustia en las victimas.

La derivación psiquiátrica se hará cuando el cuadro es de presentación sintomática grave (ataques de pánico recurrentes, agorafobias, fobias, obsesiones, etc..), cuando se entremezcla esta sintomatología con otros procesos psíquicos, cuando el diagnostico resulta dudoso, cuando es de difícil manejo terapéutico o si el enfermo lo demanda.

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