Distintos enfoques de Responsabilidad Social Empresarial. Continuación

  • Enfoque Legal

Este enfoque estudia la naturaleza social de la corporación con relación a la ley. Se define a la empresa como una creación de la ley, que existe sólo en contemplación de ésta. De acuerdo a este enfoque, la corporación es creada por el estado y no existe fuera de él, y como el estado y la ley son ambas creaciones de la sociedad, por lo tanto, la corporación es una creación de la sociedad.

La corporación es creada por la sociedad para el bienestar general de la misma y existe solamente bajo permiso social. Por lo tanto, los partidarios de esta posición afirman que la sociedad puede demandar legítimamente a las corporaciones la realización de ciertas actividades, aún si la corporación o aquellos que la administran no desean llevarlas a cabo. Más aún, si las actividades que realizan las empresas provocan daños en el bien común, la sociedad puede legítimamente restringirlas, imponer modificaciones o, si fuera necesario, eliminarlas.

En resumen, esta posición afirma que es el marco legal el que da validez a las empresas como instituciones sociales. Asimismo, afirma que como la ley es creada por el estado, y como el estado es obra de la sociedad, entonces por relación transitiva la corporación es creada por la sociedad. Y como toda creación se debe someter a su creador, sin el cual no hubiera logrado la existencia, la corporación nunca debe oponerse al bienestar comunitario. En caso de que la creación fuera dañina para la comunidad, esta la suprimiría y la reemplazaría por otro tipo de institución mucho más acorde a sus necesidades.

 

  • Enfoque de la Ciudadanía Empresarial

De acuerdo a este enfoque la corporación, en virtud de su constitución, se convierte en una entidad legal, con una posición en la sociedad similar, en muchos aspectos, a aquella ocupada por un ciudadano individual. Como ciudadanos institucionales, las corporaciones tienen obligaciones, así como derechos y privilegios, y deben trabajar para el beneficio de la comunidad. Por lo tanto, la empresa debe satisfacer las necesidades sociales y actuar de una manera responsable, en beneficio del bienestar general.

Este enfoque analiza la naturaleza social de la empresa, a partir de su carácter de ciudadano de la sociedad en la cual lleva a cabo sus actividades. La empresa es un integrante más de la nación donde se encuentra, y como tal esta sujeta a ciertos deberes y derechos inherentes a la posición que ocupa en la sociedad. Como cualquier otro ciudadano, no puede nunca oponerse al bienestar general de la nación, y está en muchos aspectos obligada a promoverlo con diversas actividades específicas. Para este enfoque, la obligación social de la empresa es anterior a sus objetivos privados.

 

  • Enfoque de los Stakeholders

Este enfoque establece que la obligación de la empresa no está limitada a los accionistas, sino que comprende a un grupo más amplio denominado Stakeholders.

El propósito de los empresarios es la maximización del owner value de largo plazo, y por lo tanto, los demás objetivos deben estar subordinados a este propósito. Generalmente, el owner value se refiere al valor de la empresa, medido por los beneficios de largo plazo que esta le reporta a los accionistas o shareholders. En la actualidad, es muy importante el cuidado de los Stakeholders para maximizar el owner value. Por lo tanto, el bienestar de los demás Stakeholders es un medio esencial para el objetivo principal que es la maximización del valor de la empresa, pero no es un fin en sí mismo. La base para una acción ética en los negocios consiste en ser fiel al objetivo de la empresa; es decir, es el logro del objetivo principal el que determina el contexto para el accionar ético, y éste último no puede restringir el objetivo principal de la corporación.

Sir Geoffrey Chandler afirma que el objetivo de maximización del owner value de largo plazo es distinto al fin de maximización de beneficios que postula la doctrina liberal. Para Chandler, el empresario inicialmente desarrolla una idea acerca de un producto o servicio, para el cual existe o puede crear una demanda por parte de la comunidad. Para el desarrollo de este emprendimiento es necesario un financiamiento por parte de los potenciales inversionistas, ya sean accionistas o deudores, sin el cual la empresa no podría crecer. Sin embargo, afirma el autor, el objetivo principal de la corporación es la provisión del bien o servicio para la cual fue creada, y la obtención del financiamiento es una condición que está subordinada a este objetivo. Es decir, la exigencia de una tasa de retorno suficiente para que se lleve a cabo la inversión es una condición necesaria para el desarrollo del objetivo principal, que es la provisión del bien o servicio que aumenta el bienestar de la comunidad.

Chandler afirma la necesidad primaria del desarrollo de guías éticas para el comportamiento empresario, como una solución para resistir las presiones de corto plazo a las que se encuentra sometida la empresa en los mercados competitivos, así como para crear las bases para la supervivencia de la misma en el largo plazo. Estos lineamientos éticos para la toma de decisiones en la esfera empresarial, no pueden ser tomados como variables sujetas a modificaciones, basadas en las exigencias competitivas o las necesidades de maximizar el owner value de los accionistas. De acuerdo a Chandler, en la práctica, el éxito o la supervivencia de una compañía requiere de un comportamiento balanceado entre las necesidades de todos los Stakeholders, y sin supremacías de ningún grupo en particular. Chandler concluye que, si el capitalismo demuestra ser un sistema dentro del cual sólo un diminuto grupo dentro de la comunidad, los accionistas o shareholders, recibe la mayor parte de los beneficios, será rechazado gradualmente por el resto de la sociedad.

 

  • Enfoque Basado en la Virtud

Este enfoque, cuyo autor es Joseph Desjardins, tiene como puntos básicos de referencia en su argumento a Aristóteles y Alasdair MacIntyre. Desjardins afirma que el enfoque de la virtud en la ética empresarial se basa en el desarrollo de personas buenas o moralmente virtuosas, rechazando la existencia de principios o contratos externos a la persona a los cuales la misma debe someterse. Para Desjardins, una empresa moralmente responsable, es aquella en la cual “personas buenas” están tomando las decisiones fundamentales; y no donde se mide la moralidad con respecto a algún principio externo. Según este enfoque, el cumplimiento de las obligaciones morales por parte de la empresa no se satisface ajustándose a una serie de principios o reglas externas que deben seguir los administradores; sino que depende de la moralidad interna que posean los responsables de la corporación. Ahora bien, resta definir que entiende este enfoque por un individuo moralmente “bueno”.

Según Desjardins, una persona “buena” debe poseer un carácter moral desarrollado, autodisciplinado, moderación, trabajo duro, coraje, creatividad, buen humor e inteligencia. Pero lo más importante, debe poseer lo que Aristóteles llama “sabiduría práctica”, que es la habilidad de aplicar las lecciones aprendidas en el pasado a situaciones nuevas en el presente, realizando los ajustes necesarios. Aristóteles afirma que la “sabiduría práctica”, permite a los individuos realizar elecciones buenas en la vida, desarrollar un carácter moral o virtuoso y vivir una “vida buena”. A su vez, esta “vida buena” implica alcanzar la excelencia individual, que sólo es posible dentro de la comunidad y en continua interacción con los otros. Por lo tanto, los empresarios que desarrollan una comunidad buena en el lugar de trabajo, y respetan la comunidad social externa, pueden hacer posible el desarrollo moral de los empleados y la sociedad como un todo.

En síntesis, el enfoque de la virtud parte del principio de que “la caridad empieza por casa”. La excelencia individual llevará a la excelencia en la práctica empresarial y al cumplimiento de los objetivos de la corporación; y la excelencia empresarial contribuirá a lograr una comunidad moralmente buena. Sin embargo, si los empresarios no disponen las condiciones laborales para el desarrollo de la excelencia de sus empleados, entonces estas falencias de la corporación se reflejarán en el bienestar social.

 

  • Enfoque Teológico o Religioso

Muy cercano al enfoque de la virtud, se encuentra el enfoque teológico o religioso del comportamiento empresarial. Pensadores como Oliver F. Williams, afirman desde una perspectiva cristiana que el propósito de la vida en la tierra es la formación de personas virtuosas. Por lo tanto, las prácticas empresarias buenas, y las oportunidades para el desarrollo de actos moralmente buenos por parte de los trabajadores en el día a día, podrían conducir al desarrollo de hábitos morales o la excelencia en el carácter. Asimismo, el comportamiento empresarial moralmente bueno, se trasladaría a toda la sociedad a través del comportamiento de los empleados, generando un beneficio social completo.

En conclusión, este enfoque afirma desde un punto de vista religioso que el objetivo de los individuos en la tierra es su desarrollo moral. Por lo tanto, las empresas, como instituciones sociales dentro de las cuales el individuo se desarrolla, deben promover las condiciones necesarias para este progreso moral. Dentro de este enfoque podríamos incluir la posición de la Doctrina Social de la Iglesia, que afirma la necesidad de mejorar las condiciones laborales para el desarrollo pleno del ser humano. La Doctrina Social de la Iglesia rechaza de plano las condiciones infrahumanas en que se desempeñan muchas corporaciones hoy en día, ya que de esta forma tornan muy dificultoso el desarrollo moral de los individuos, fin último de los hombres ordenados a Dios.

 

  • Similitudes y Diferencias entre los Diferentes Enfoques

La característica distintiva de los enfoques señalados, que genera un resultado diferente acerca de la naturaleza y el grado de responsabilidad social que debe soportar la empresa, reside en el interrogante con relación a la naturaleza social de la misma. La respuesta que los distintos enfoques ofrecen a este interrogante, genera las principales diferencias acerca de la Responsabilidad Social Empresarial que estos mantienen. Por lo tanto, podemos clasificar a los enfoques señalados dentro de tres categorías:

El primer grupo rechaza de plano la naturaleza social de las corporaciones. Este grupo afirma que la empresa es una institución económica singular, y no una creación del estado o la sociedad. Dentro de está categoría podemos encontrar las teorías que defienden los liberales y fundamentalistas del mercado. En alguna medida, estos pensadores defienden los principios que subyacen al funcionamiento de la economía de libre mercado, y sobre éstos deben realizarse las críticas correspondientes. Los fundamentalistas o libertarios, como Milton Friedman, ven a las corporaciones modernas como entidades altamente impersonales, individuales, y singularmente económicas; diseñadas para la maximización del beneficio económico, y legitimadas por las leyes que constituyen las sociedades anónimas.

El segundo grupo responde de una manera ambigua ante la pregunta acerca de la naturaleza social de las corporaciones. Dentro de este grupo nos encontramos con los enfoques de la moral personal.

Aquellos que rechazan la visión de las empresas como agentes morales similares a las personas, no derivan la conclusión afirmativa acerca de la responsabilidad social basados en la naturaleza moral de la corporación. Mientras tanto, los que ven a la corporación como un agente moral plenamente desarrollado, similar a cualquier persona, derivan la responsabilidad social utilizando como justificación esta naturaleza moral. Sin embargo, en este último caso, el grado de responsabilidad empresarial dependerá de la visión que tenga la doctrina particular acerca de las personas. Por ejemplo, si la persona es vista como un ser aislado, basado en el interés individual, y que para ser bueno sólo necesita cumplir ciertas obligaciones mínimas que involucran evitar daños al bien común, entonces la responsabilidad social que las empresas reporten será mínima también. En oposición, si la visión de la persona involucra a un ser en sociedad, con objetivos de preservación y desarrollo del bien común, entonces la responsabilidad social de la empresa será amplia también.

Por último, encontramos al grupo de teóricos que defienden de una manera clara y afirmativa la naturaleza de la empresa como institución social. Dentro de este grupo encontramos a los enfoques de las instituciones sociales, el legal, de la ciudadanía empresarial, de los Stakeholders, el de la virtud, y el teológico o religioso. El principio primero y fundamental de estas teorías es definir la naturaleza de la empresa como una institución social. Por lo tanto, la Responsabilidad Social Empresarial es afirmada, en distintos grados, por todos los enfoques.

Una vez clasificados los enfoques dentro de las grandes posturas acerca de la Responsabilidad Social Empresarial, se determinarán las similitudes y diferencias de los mismos dentro de cada una de las categorías señaladas.

En primer lugar, se compararán los enfoques pertenecientes a la denominada posición liberal, es decir, el enfoque libertario y el enfoque iluminado del self-interest. Como ya fue mencionado, ambos enfoques rechazan la naturaleza social de las empresas, y por lo tanto, niegan cualquier tipo de obligación social a la cual pueda estar sometida la empresa en virtud de su naturaleza. Estos enfoques parten de una visión liberal de la realidad, defendiendo los principios del individualismo, el liberalismo, y la negación a cualquier intervención del estado en la vida económica. Basados en la teoría de la “mano invisible” de Adam Smith ya señalada, afirman que el mejor instrumento que posee el estado para mejorar el bienestar social es permitir el libre funcionamiento del mecanismo de precios, y por ende, la asignación de recursos y la distribución del ingreso que resulte de esta interacción libre. Ambos enfoques afirman que el objetivo primario de las corporaciones es la maximización del beneficio de los accionistas; y cualquier política estatal discrecional que restrinja o afecte el logro de este objetivo, es completa y totalmente rechazada.

A pesar de que, a primera vista, parece no existir diferencia alguna entre ambos enfoques, los mismos llegan a conclusiones opuestas con relación a la Responsabilidad Social Empresarial. Mientras que el enfoque libertario rechaza la Responsabilidad Social Empresarial, el enfoque iluminado del self-interest la afirma bajo determinadas condiciones. Las condiciones necesarias para que las empresas se comporten responsablemente, descansan en el objetivo primario de las corporaciones, que es la maximización de beneficios. Si un comportamiento social responsable mejora la tasa de beneficios empresariales, entonces la empresa asumirá dicha responsabilidad. Sin embargo, esta decisión no será tomada en virtud de su naturaleza, como en el caso de los enfoques pertenecientes a la posición social; sino que estará basada en un cálculo de costo-beneficio. Vale destacar que, al no existir diferencias teóricas entre ambos enfoques, la posición libertaria estaría de acuerdo en aceptar la responsabilidad social voluntaria de la empresa, siempre y cuando esta decisión tienda al incremento de los beneficios de la corporación. Sin embargo, lo que nunca podrían aceptar ninguno de los dos enfoques, es cualquier intromisión del estado con el propósito de afectar los intereses privados empresariales.

En segundo lugar, se compararán brevemente los distintos matices del enfoque de la moral personal, que representa la posición intermedia con relación a la naturaleza social de las corporaciones.

El enfoque de la moral personal afirma la naturaleza de las corporaciones como agentes morales, y por lo tanto, responsables morales por las acciones que llevan a cabo. Sin embargo, el grado de responsabilidad social que las empresas soportan, está en función del grado de moralidad de las mismas. Un primer grupo afirma que las empresas son agentes morales plenos, como cualquier persona humana, y por ende deben responder moralmente como lo haría cualquier individuo. Un segundo grupo rechaza la moralidad de las empresas, negando con ello la responsabilidad social de las mismas. Por último, un tercer grupo afirma que las corporaciones son agentes morales secundarios, debido a su doble constitución, institucional e individual.

Por último, y en tercer lugar, se compararán los distintos enfoques pertenecientes a la posición social. Dentro de esta postura encontramos el enfoque de las instituciones sociales, el legal, de la ciudadanía empresarial, de los Stakeholders, el de la virtud, y el teológico. La característica principal y común de todos estos enfoques es la afirmación de la naturaleza y responsabilidad social de la empresa. Cada uno, partiendo desde distintos puntos de vista, afirman la responsabilidad que posee la empresa para con la sociedad.

El enfoque de las instituciones sociales parte desde la tradición filosófica del contrato social, y fundamenta la obligación social de la empresa basada en este acuerdo implícito. Mientras tanto, el enfoque legal hace hincapié en el aspecto normativo de la empresa. En virtud del aspecto legal de la corporación, que fue creado por la sociedad, la empresa debe su creación a ésta. El enfoque de la ciudadanía empresarial establece la obligación social en virtud de la participación de la empresa dentro de la nación en que se encuentra inmersa. El enfoque de los Stakeholders afirma la Responsabilidad Social Empresarial basado en las relaciones de interdependencia de la misma con los distintos grupos sociales: trabajadores, proveedores, inversionistas, consumidores, etc.

Por último, los enfoques de la virtud y teológico establecen que la Responsabilidad Social Empresarial no esta sujeta a principios externos como contratos sociales, aspectos legales o de ciudadanía, sino que proviene del interior de los individuos. Ya sea basado en el objetivo de la virtuosidad o en el fin último de la moralidad cristiana, la búsqueda de la excelencia individual deberá complementarse con un acompañamiento empresarial que genere las condiciones para la virtuosidad y “bondad” dentro de la comunidad laboral, y que de esta forma se traslade a la sociedad. Los enfoques de las instituciones sociales, el legal, de la ciudadanía empresarial, y de los Stakeholders se asemejan, ya que todos suponen la existencia de principios externos que exigen la Responsabilidad Social Empresarial. Mientras tanto, los enfoques de la virtud y el enfoque teológico niegan la existencia de principios externos; sino que afirman que los ideales de virtuosismo y las obligaciones religiosas de carácter interno, exigen a los individuos que dirigen las empresas un comportamiento socialmente responsable.

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