La gestión de stock y el costo de oportunidad

En la actualidad, en el área de planificación financiera, la acepción de costos que más se acepta es en función de elección de alternativas u oportunidades, así se oye hablar frecuentemente de costo de oportunidad y de costo de uso alternativo.

Dentro de este enfoque se considera el costo de adquisición de algún bien como la necesidad de abandonar la satisfac­ción que producirían otros bienes. En el campo de la producción, el costo refleja el valor de los usos alternativos de los factores de la producción, lo cual quiere decir que si los recursos se utilizan para producir una cosa no es posible usarlos en la producción de otras cosas y por lo tanto el costo de producir una cosa es el valor de las alternativas descartadas.

Por ejemplo, una empresa está en posibilidades de fabricar ropa interior para caballeros o para señoras. Si decide producir la línea para caballeros, el costo de la decisión será el de no producir la línea para señoras.

El costo de oportunidad tiene mucha aplicación actualmente para las decisiones de financiamiento de proyectos de inversión alternativos para las cuales existe una limitada disponibilidad de fondos. Al tomar la decisión de iniciar un determinado proyecto se descartan otros proyectos, que pueden ser igualmente rentables, debido a que existen restricciones de fondos. Se ha dicho, que los inventarios constituyen fondos inmovilizados, los cuales debido a que no pueden destinarse a corto plazo a otras necesidades de carácter financiero de la empresa, tiene n implícito un costo de oportunidad.

El costo de oportunidad de mantener inventarios puede analizarse des de dos ángulos: liquidez y riesgo. En el primer enfoque se considera que la decisión de invertir en inventarios, cualquiera que sean los volúmenes, implica sacrificar efectivo disponible para "congelarlo" temporalmente en bienes menos líquidos que el dinero.

Dentro de este aspecto de la liquidez se dan dos situaciones dependiendo del importe de la inversión: una inversión excesiva y una inversión mínima. En la primera posición, es decir, mantener existencias sobre las necesarias, existe un desplazamiento de fondos en exceso para adquisición de existencias, lo cual, desde luego, inhibe a la empresa a usar esos recursos para atender compromisos de pagos a proveedores, gastos de operación normales y/o extraordinarios, tales cómo: sueldos, alquileres, seguros, impuestos, etc. o amortizaciones de préstamos e intereses.

En circunstancias extremas, una excesiva inversión en inventarios, podría hacer caer a la empresa en insolvencia temporal, debido a que por asignar demasiados recursos a este propósito, limita sus disponibilidades y no estaría en capacidad de cumplir satisfactoriamente sus obligaciones inmediatas de carácter financiero.

En la otra posición, es decir un reducido volumen de existencias favorecería a una mejor liquidez, ya que la empresa dispone de mayor efectivo para atender sus compromisos fi­nancieros inmediatos, pero a costa del riesgo que implica mantener existencias limitadas, ya que en caso de que no exista un aprovisionamiento regu­lar por algún motivo extraordinario, podría no estar en condiciones de pro­ducir normalmente, lo cual ocasionaría lo que se conoce como pérdidas por agotamiento de inventarios y que inciden en altos costos de producción por falta de materiales debido a que se hace necesario producir en tiempo ex­traordinario o que se tiene que hacer compras de emergencia a precios más elevados, pérdidas de ventas y de clientes por falta de producto terminado y en situaciones extremas hasta el cierre de la planta.

Desde el punto de vista del riesgo en la inversión de existencias; la decisión de una mayor o menor liquidez está influida por la compensación entre rentabilidad y riesgo. En un sentido estricto, la decisión de emplear recursos en la compra de inventarios tiene que analizarse considerando la rapidez con que se transforma en dinero, o sea, la rotación de aquellos.

Esto quiere decir que entre menos inventarios se mantenga respecto a los activos totales de la empresa, mayor será la rentabilidad sobre el total de los mismos. La rentabilidad, entonces: se refiere a las diferencias de costo entre las diferentes formas de financiamiento y al uso de éste durante períodos en que no se necesita.

Cuando los costos del endeudamiento a corto plazo sean menores que el del mediano y largo plazo, resultará que entre mayor sea la proporción de la deuda a corto plazo del total el Pasivo, mayor será la rentabilidad de la empresa. Lo anterior, indica que es conveniente mantener una proporción baja de existencias respecto al total de los activos y una proporción alta de pasivo a corto plazo dentro del endeuda­miento total.

Una estrategia de este tipo redundará en un bajo nivel de inventarios a fin de lograr una mejor rentabilidad, pero esto se vería acompañado del riesgo que representa para la empresa mantener limitados in­ventarios. Por otra parte, una mayor proporción de endeudamiento a corto plazo puede llevar a la empresa a no poder cumplir oportunamente los compromisos y volverse insolvente.

En general, la óptima inversión en existencias se establece comparando los beneficies esperan obtener de determinado nivel de inversión con los costos de mantenerla. Dichos costos pueden ser directos o de oportunidad.

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