El proceso metodológico, las técnicas y los procedimientos (IV)

Interpretación del proceso

 

En este momento de la sistematización el objetivo es explicar el proceso vivido, comenta Marfil Francke (1995), sacando a luz los nuevos conocimientos obtenidos durante la experiencia. Ello se realiza mediante procesos de reflexión en los que deberían participar todos los protagonistas de la experiencia (el equipo y, en la medida de lo posible, representantes de la población) invitando también a otras personas que puedan contribuir, con sus preguntas y reflexiones, a la comprensión del proceso vivido.

 

La interpretación se realiza respondiendo a las preguntas planteadas en el momento del análisis según Marfil Francke, considerando y relacionando toda la información con que se cuenta: la reconstrucción de la experiencia y el contexto, las caracterís­ticas de los participantes, los contenidos de los conceptos, las lecturas de referencia, etc. El proceso se inicia reflexionando en torno a las respuestas a las preguntas más directamente vinculadas a la realidad, a partir de las cuales se va avanzando en responder las más amplias y generales, hasta llegar a dar cuenta de la que constituyó el objetivo general de la sistematización.

 

En caso se haya periodizado la experiencia, se responderá primero a las preguntas referidas a cada fase, para luego relacionarlas entre sí de manera de entender el proceso en su conjunto y explicar su evolución. Los cambios en las apuestas o hipótesis de acción se deben a y dan cuenta de un conocimiento más profundo sobre los interlocuto­res, los problemas que se pretende enfrentar, la adecuación de nuestros objetivos a la realidad, los efectos de nuestras intervenciones, etc., el que se ha ido adquiriendo sobre la marcha, sin que seamos necesariamente conscientes de ello. La revisión de la práctica permite explicitar todo lo que aprendimos a lo largo del proceso, a la vez que lo cuestionamos y criticamos a la luz de lo que sabemos ahora, de la reflexión y el debate con los demás actores y de la contrastación con el conocimiento teórico.

 

La sistematización termina cuando llegamos a comprender la lógica interna del proceso y a obtener un aprendizaje valioso en relación a lo sucedido dice Marfil Francke, que se debería traducir en un conocimiento superior que nos oriente una nueva intervención en ese campo. En ese sentido, las conclusiones de una sistemati­za­ción deberían siempre expresarse comoaprendizajes y, en la medida de lo posible, culminar con una nueva propuesta de intervención o sugerencias para otros que quieran realizar algo similar. La idea es pensar cómo volveríamos a realizar esta intervención, en caso de tener que empezar de nuevo. Igualmen­te, se debería arribar a algunas lecciones que representen "gérmenes de generaliza­ción", es decir, qué de lo que hemos aprendido serviría a experiencias similares, o aportaría a la formulación de políticas, o brindaría elementos para repensar nuestros conceptos y propuestas teóricas, etc.

 

Finalmente, Marfil Francke dice que como producto de la sistematización pueden también levantarse nuevas preguntas (de investigación, de evaluación o de sistematización) que lleven a realizar otros procesos de conocimiento a partir de la práctica. La sistematización, además de producir un conocimiento nuevo y más profundo sobre la experiencia, puede señalar vacíos que impulsen la búsqueda y la profundización del análisis. Por ejemplo, si hemos realizado una sistematiza­ción del proyecto en su conjunto, podríamos ahora identificar algunos ejes o dimensiones en relación a los cuales nos interesa saber más, para lo cual desarrolla­mos una segunda sistematiza­ción sobre esa misma u otras experien­cias.

 

Exposición

En este momento manifiesta Marfil Francke, se trata de dar cuenta de los resultados del proceso de sistemati­zación, traduciéndolos en un documento escrito que sirva para comunicar lo aprendido y para orientar nuevas acciones. Estamos en una fase en que el elemento central es la comunicación, y aquí el reto es hacer que otros nos entiendan y que lo que lean los interpele directamente. Hay que pensar qué queremos transmitir, para lo cual resulta útil reflexionar sobre qué nos gustaría que nos dijeran a nosotros, si fuéramos los lectores del informe. Debemos ser sintéticos y sencillos, sin descuidar la fundamentación de nuestras afirmaciones. Igualmente, hay que buscar ser amenos, ya que si el texto resulta demasiado largo o aburrido, nadie nos leerá y el esfuerzo de redactarlo será en vano. La redacción debe ser revisada varias veces hasta lograr el lenguaje, el tono, la extensión adecuados.

 

La comunicación escrita no es la única manera de transmitir los aprendizajes obtenidos mediante la sistematización. Pensemos creativamente en otras formas, que nos permitan llegar con nuestro producto al público al cual está destinado y, especialmente, a los co-protagonistas o interlocutores de la intervención, a quienes no siempre les resulta suficiente un documento.

 

La exposición no es un momento corto y definitivo: abre a todo un nuevo ciclo de producción que busca difundir, poner al debate y seguir compartiendo en espacios diversos la reflexión sobre las lecciones aprendidas en esa experiencia y otras de tipo similar.

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