Minimización de fracasos en los resultados

La reducción hasta el límite de los fiascos en la producción de un bien o la prestación de un servicio, es fundamental para alcanzar la eficiencia y generar menos desechos. Un producto mal acabado o un servicio que no llega a producir beneficios, supone para la empresa una pérdida insustituible. Si el número de fracasos asciende a un porcentaje suficientemente alto dentro de los intentos esto puede llegar a provocar incluso la quiebra de la empresa, por lo que es fundamental reducirlos al mínimo.

Desde el punto de vista puramente ambiental, a lo largo del iter del proceso productivo, se consumen recursos, energía y materiales que llevan asociada la generación de residuos, vertidos y emisiones. Si el resultado final es fallido, se habrán producido para nada.

Algunas empresas han incorporado en sus disciplinas de trabajo modelos de gestión que llevan al extremo la reducción de fallos (como el seis-sigma) que hablan de defectos inferiores a la decena por cada millón de intentos. Evidentemente estos modelos no son operativos en todas las organizaciones (no cabría su aplicación en la mayoría de las empresas de alimentación, de hostelería, sanitarias…) pero sin embargo tiene mucho sentido en empresas tecnológicas (piénsese por ejemplo en las empresas que fabrican teléfonos celulares o móviles, o la industria aeronáutica).
En cualquier caso, minimizar los fracasos es garantizar la viabilidad de la empresa a largo plazo y a continuación se van a enumerar un conjunto de ideas útiles para lograrlo:

1. Supresión de productos o servicios innecesarios: Es posible que entre el abanico de productos o servicios que ofrece una empresa, se encuentren algunos cuyo desarrollo y venta no sean necesarios para mantener la viabilidad del negocio, bien porque generan pérdidas o bien porque no dan el beneficio esperado. Sustituir esa línea de trabajo por otra o simplemente suprimirla, puede aliviar las cargas económicas que soporta la organización y aumentar su porcentaje de éxito en las operaciones que realice.

Uno de los problemas más comunes que puede generar la elaboración de un producto que no tenga salida en el mercado es el excesivo stock que no sólo produce problemas de espacio en los almacenes de la empresa sino que, dependiendo del bien, puede devaluarse con el paso del tiempo (véase el caso de los equipos informáticos).

 

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Para detectarlo bastará con hacer un balance detallado por actividad o departamento y ver que reflejo tienen en la cuenta de resultados de la empresa, aunque hay que guardar siempre cierta cautela a la hora de tomar decisiones a este respecto. En ciertos casos hay departamentos que por sí solos no son rentables, pero pueden estar realizando una actividad que genere grandes beneficios difíciles de detectar (por ejemplo el departamento comercial) o en el largo plazo (como puede ser el departamento de innovación) y prescindir de ellos puede suponer la comisión de un error grave para la organización.

2. Eliminación de procesos ineficientes: Aunque el producto o servicio sea un éxito en cuanto a ventas y beneficios se refiere, puede ser que el margen se vea ampliamente reducido por causa del elevado porcentaje de errores que no sólo repercute en un mayor empleo de recursos y energía, sino que además genera desechos que luego hay que gestionar. La investigación y la innovación permitirán introducir mejoras continuas en este sentido, por medio del descubrimiento continuo de nuevas técnicas y tecnologías capaces de reducir sucesivamente el número de rechazos en la cadena de producción.

3. Corrección de errores recurrentes: En muchas ocasiones, las personas tendemos a repetir fallos que hemos incorporado en nuestra forma de trabajar, sobre todo si se trata de tareas que se realizan de manera mecánica. Es deseable que en este tipo de tareas, el supervisor de personal observe a los empleados en su puesto de trabajo, y vaya perfeccionando la forma de proceder de cada uno de ellos, especialmente se detecta comportamientos inadecuados que finalicen en un producto mal acabado o en la pérdida de clientes (esto es especialmente importante en las empresas de venta telefónica, donde los teleoperadores suelen tener unas pautas muy definidas que rigen la manera de conversar con el posible cliente).

 

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4. Medición de la satisfacción del cliente: Por medio de encuestas de satisfacción se puede conocer si el consumidor del bien o servicio que produce nuestra empresa ha quedado satisfecho. Este punto es muy importante, pues puede suceder que lleguen a manos del cliente productos defectuosos que a corto o medio plazo provoquen una reclamación, cuya corrección suponga para la empresa el reembolso de las cantidades percibidas o la sustitución del bien o servicio por uno nuevo que cumpla las expectativas del reclamante, con el consecuente sobreesfuerzo cuya repetición excesiva podría perjudicar seriamente la viabilidad de la actividad.

De ahí la utilidad de diseñar y dirigir al consumidor cuestionarios de satisfacción, que tiene como fin obtener una retroalimentación positiva que permita la mejora continua del bien o servicio ofertado, y que no acabe siendo infructuoso o directamente en la basura.

Evidentemente el perfeccionamiento del proceso productivo y la eficiencia en el desarrollo de una actividad, se alcanzan tras años de experiencia y esfuerzo diario por mejorar la competitividad de la organización y minimizar el porcentaje de resultados fallidos. Sin embargo se puede acelerar el proceso si se invierte adecuadamente en la formación de los trabajadores y aprendiendo de los competidores.

En efecto, copiar o imitar modelos de producción que han tenido un éxito contrastado en el sector dende se mueve nuestra actividad es una buena forma de evitar la comisión de errores. El estudio de competidores está muy implantado en algunas empresas, sobre todo en las multinacionales, que continuamente se inspiran en los métodos utilizados por los otros para incorporarlos en sus disciplinas de trabajo. Quizás el ejemplo más claro que debamos poner aquí es el de las empresas de base tecnológica, cuando la televisión a color apareció en la publicidad, los fabricantes de televisores en blanco y negro se vieron automáticamente obligados a reducir sus precios para no verse excluidos del mercado, y así ha sucedido con el cambio de tecnología del plasma al TFT, de este al LCD, de este último al LED… y estos cambios sucesivos producen que muchos de los antiguos modelos no lleguen a venderse por lo que (en algunos casos) acaban siendo gestionados como residuos antes ni siquiera de llegar a usarse. Esto mismo ha sucedido con el cambio del cassette al compac disc, con los celulares o móviles con teclado a la llegada de los smartphones, etc.

 

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