La organización. Enfoque integral

Es imprescindible obtener una orientación procesual para fomentar un enfoque integral de la empresa.

La Organización enfoque Integral


Históricamente un empleado sabía lo necesario en lo que se refería a su propio trabajo, pero las implicaciones de su labor en las fases productivas posteriores no le interesaban mucho. Pfeiffer resalta la necesidad de implementar un enfoque procesual, ya que los empleados y la empresa en sí piensan en funciones, es decir, en sus barreras departamentales, mientras que los clientes piensan más bien en metas procesuales, que podrían ser tiempos reducidos de entrega, precio aceptable, productos de alto rendimiento etc. (Pfeiffer 1996).

Es imprescindible que la empresa entera adopte la misma visión de las metas a conseguir, que han sido identificados como los que el cliente requiere durante el proceso de planificación, para así compaginar las diferentes metas de cada una de las partes.

 

Enfoque proceso

En el proceso de orientación hacia un enfoque procesual es menester definir correctamente los niveles necesarios de jerarquía. En un principio se vive mediante la introducción de un sistema de calidad total, el muchas veces citado “Lean Management”, ya que los empleados están capacitados para trabajar de forma autónoma y sin gran necesidad de supervisión por parte de los superiores (Seiling 1994).

La conclusión sería: cuanta menos complejidad, mejor será. Esto también lo confirman los hallazgos de la consultoría McKinsey, que constató que las empresas en el sector electrónico de alta productividad disponían de una organización simple, con poca complejidad, orientada hacia la solución de problemas con alto rendimiento de los empleados, cosa difícilmente imitable por la competencia (Cimento, Knister 1994).

Para lograr este bajo nivel de supervisión será necesario capacitar por un lado a los trabajadores de forma adicional mediante formación continua en sus tareas y bien mas allá de ellas, por el otro lado es imprescindible definir bien las tareas a realizar, es decir, diseñar el puesto de trabajo propiamente dicho (James 1997).

Según este autor existen aquí varias opciones de realizar un diseño óptimo y por tanto eficaz del trabajo:

Simplificación: reducción de la especialización del trabajo para que el afectado realice el menor número de tareas difíciles que sean necesarias (reducción de las habilidades).

Ampliación: desarrollo del trabajo, incrementando la variedad de las actividades a realizar.

Rotación: rotación planificada de los trabajadores por diferentes lugares de trabajo con el fin de aumentar el conocimiento de otros procesos productivos.

Enriquecimiento: desarrollo de los contenidos del trabajo, aumentando las habilidades de los empleados y el potencial de crecimiento de éstos mediante educación, formación, logros, reconocimiento y responsabilidad.

 

También estos procedimientos deben realizarse siempre de acuerdo con los objetivos definidos previamente y compaginarlos con la estructura organizativa elegida, creando así entidades autónomas entrelazadas que son capaces de funcionar de forma integrada, optimizándose cada una para aportar el máximo rendimiento al sistema conjunto. Una de las formas más comunes de trabajo con la que se logran grandes efectos optimizadores es el trabajo en equipo, que debe ser fomentado de forma incondicional (Oess 1989).

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