Consecuencias de que las representaciones creen realidades distintas

Si adoptamos este último posicionamiento, las consecuencias y nuestra forma de afrontarnos a los estereotipos son muchas y muy diferentes al primero de los planteamientos. Así, -de acuerdo al planteamiento que defiende que a través de los estereotipos estamos creando un concepto de realidad concreto- si quisiéramos difundir un tipo de mujer en una época concreta, sólo tendríamos que pensar en qué tipo de mujer nos interesa crear y representar a través de los diferentes medios y canales de comunicación, fomentando así un determinado comportamiento.

 

propaganda de cómo debe ser una buena ama de casa

 

Esto no quiere decir que, por el hecho de difundir este modelo de mujer, ya todas las mujeres de manera automática se convertirían en eso; más bien, lo que quiere decir es que puede perseguirse de manera legal y moral el intento de querer crear una imagen de mujer basada en la inequidad social. Precisamente esto es lo más importante de defender esta postura sobre cómo es la maquinaria de creación de estereotipos sociales.

En el ejemplo anterior sobre el manual para mujeres de la época franquista, podríamos afirmar, según este último posicionamiento, que éste no recogía lo que las mujeres de la época eran sino que, más bien, intentaba promover a través de esta creación e imagen concreta, que las mujeres fueran así para sus intereses concretos. De esta manera, no quedaba reflejada a través de la esta imagen la realidad de las mujeres, sino que estaba creando y promoviendo una “realidad de mujer” concreta que coartaba la libertad de quienes no querían ser así. También esta propaganda moral incitaba a creer que “las mujeres debían ser así” a través de una serie de mandatos que se imponía a través de esas imágenes.

las mujeres frente a los estereotipos de género

Lo más importante que se puede rescatar de este posicionamiento que defiende que creamos imágenes inventando la realidad y no que la reproducimos, es que se puede exigir responsabilidades –morales y legales- a quienes pretenden crear imaginarios concretos en torno a cómo deben ser mujeres y hombres. Sobre todo, si esos imaginarios están basadas en promover inequidades sociales y en coartar los derechos identitarios de las personas.

Esto es algo que no podríamos hacer ante el primer planteamiento: el que defiende que los estereotipos que se reproducen a través de determinadas imágenes, discursos y medios; lo que hacen es recoger y representar lo que ya existe en la realidad. En este último caso, difícilmente podríamos pedir cuentas a quienes nos representan de manera sexista ya que alguien podría defender que no tiene culpa de que la realidad sea así como la representa.

 

CLAVES DEL TEMA: Las posturas que aseguran que las imágenes sexistas que reproducen los medios de comunicación únicamente recogen la realidad, son peligrosas a la hora de exigir responsabilidades a quienes las crean y las difunden ya que estaríamos reconociendo que el orden social es sexista porque lo hemos elegido o por imposición natural.

Reconocer que determinadas imágenes y discursos fomentan el sexismo, es poder pedir responsabilidades a quienes difunden estos ideales y creer que no existen en la realidad formas únicas de ser mujeres y hombres sino que lo único que nos hace creer esto son los estereotipos y los imaginarios que se manejan en el orden de la “ficción”y la representación. La “realidad” es que no existe una forma única de ser mujeres, hombres o personas.

Javier Leal Madueño

Técnico Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas

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