Los roles sociales

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Los roles suelen estar asociados a estos estereotipos. Cuando se ejecutan los estereotipos que externamente se nos asignan, estamos ejecutando uno u otro rol. Por ejemplo, en la foto el hombre tendría el rol profesional y la mujer el rol de madre. Así, el rol es el papel que desempeñamos en un determinado ámbito (padre, madre, esposo, esposa, etc.). De hecho la palabra, en su origen inglés, apelaba al papel que realizaba una actriz o un actor en su actuación.

El rol social hace alusión a un conjunto de normas sociales (ojo, no leyes sociales sino normas sociales o morales; recuerda que las leyes tienen un carácter jurídico del que la norma social carece). Estas normas sociales hacen que –según determinados aspectos como, por ejemplo, nuestro género- se espere de las personas un comportamiento (rol) pre-determinado. Podríamos decir que es lo que, culturalmente, se espera que haga o asuma una persona. Por ejemplo, durante años, el rol de las mujeres ha sido casi únicamente el de ser madre y esposa; algo que ha ido evolucionando en los últimos años aunque también persistiendo ya que es habitual que la sociedad todavía espera estos roles de las mujeres aunque no pretendan elegirlos. Asimismo, se considera a una mujer “incompleta” por no asumir estos roles. Por tanto, todavía existe una imposición social y moral asociada a estos mandatos de género.

Los roles que se esperan que asumamos socialmente tienen detrás un sistema que se sostiene a través de ellos. Por ejemplo, detrás de la idea de que las mujeres deben desarrollar su rol en el ámbito privado y de manera no remunerada ahorra al sistema económico una gran cantidad de recursos económicos ya que su trabajo no es reconocido y, por tanto y como decimos, no es remunerado. Por ejemplo, en Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), ha calculado que “el valor de este trabajo no remunerado en comparación con el Producto Interior Bruto (PIB) de 2012 representa el 19,3%”. De éste, las mujeres aportan el 15,3% y los hombres el 4,0%. Así lo manifestó el director del Dane, Mauricio Perfetti del Corral.

Asimismo, el director insistió en que el trabajo que se considera no remunerado del hogar y que realizan las mujeres, contribuye a que la persona que va al trabajo (el remunerado y que suelen realizar los hombres) descanse y trabaje en de manera eficiente. Por tanto, se consideraría que las mujeres están participando de la productividad general. Sin embargo, su trabajo no es reconocido socialmente en igualdad de condiciones. Esta misma cuestión ha sido puesta en pie por los movimientos feministas durante años. Detrás del estereotipo de “mujer y hogar” están otros en torno a que las mujeres tienen instinto maternal e instintos para desarrollar labores de cuidado. Esto, muy lejos de ser algo natural como se pretende hacer ver, responde a una serie de construcciones sociales impuestas. Sin embargo, al decir que las mujeres hacen esto “por naturaleza” les estamos quitando el mérito de su trabajo y justificando que no obtengan reconocimientos sociales (incluyendo los económicos) por estos trabajos.

CLAVES DEL TEMA: El papel que se desempeña socialmente es nuestro rol social. Los estereotipos ayudan a reforzar la idea de que tenemos que desempeñar uno u otro rol según seamos hombres o mujeres, “impidiendo” que podamos crecer creyendo que podemos desarrollar otros distintos. La imposición de determinados roles sociales no es “inocente” sino que esconde una serie de intereses por los que se obtienen beneficios a través de estas ideas diferenciadas sobre qué tareas debemos desempeñar socialmente.

Javier Leal Madueño

Técnico Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas

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