Emma Goldman

Emma Goldman fue para algunos de sus contemporáneos una loca, desequilibrada y paleta, para otros “estuvo adelantada 8.000 años a su tiempo”; realmente fue una feminista convencida, pionera en la lucha por los derechos laborales, políticos y sexuales de los más desfavorecidos.

Nació en Kaunas (actual Lituania, anterior Rusia zarista) el 27 de Junio de 1869 en cuyo ghetto para judíos pasó una infancia dura, hasta que se marchó junto a su familia a San Petersburgo en 1881, para seguir con sus penurias.

Su padre arregla un matrimonio concertado al que Emma se opone totalmente, incluso amenazando con arrojarse al Volga para no verse en la obligación de aceptarlo.

Esto hace que en 1885 marche a Estados Unidos, donde residía una de sus hermanas; pisando por primera vez la supuesta “tierra de las oportunidades”, un lugar que no estaría preparado para los pensamientos de esta joven emigrante.

Allí trabajará en una fábrica textil, cuando de pronto algo hará que sienta la necesidad y obligación de luchar contra el sistema establecido, abrazando entonces el anarquismo como medio para llevar a cabo esta contienda, un medio que ella misma calificó como “ doctrina ideal (…), absolutamente impracticable”.

 

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El punto de inflexión fue la condena a la horca de 5 huelguistas y a cadena perpetua a otros 3, que simplemente defendían el derecho a tener una jornada laboral de 8 horas y que participaron en uno de los mítines que defendían tal postura en Chicago.

Esta huelga se inició por los obreros de la fábrica textil Mc Cormick el 1 de Mayo de 1886 y la participación de los condenados fue el 4 del mismo mes, justo el mismo día que una bomba explotó provocando la muerte de un policía cuando procedían a cargar contra los allí presentes; algo de lo que les acusaron injustamente.

Haría Emma campaña en favor de los condenados, pero de nada les sirvió, ejecutándose la condena el 11 de Noviembre de 1887.

Entrará en contacto con algunos de los líderes anarquistas del momento, destacando sus encuentros con Johan Most (ferviente creyente de la violencia como método de lucha) y Alexander Berkman; con los que mantendrá una relación sentimental.

Goldman no creerá en los violentos preceptos de Most, lo que hace que se acerque más a Berkman, siendo ambos la cabeza visible del movimiento anarquista en Estados Unidos a partir de 1892.

 

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Empezarán a encadenar condenas por diferentes motivos; Berkman irá a prisión por un periodo de 14 años (el doble de lo establecido en la ley) por el intento de asesinato frustrado de Henry Clark Frick, un magnate siderúrgico que causó la muerte a 10 obreros (entre ellos un niño) durante una huelga; Emma jugará un papel más destacado aún, sobresaliendo por su oratoria en defensa de su compañero y por su lucha frente a otras injusticias.

Ese mismo año será encarcelada por agitadora, siendo considerada por las autoridades como un elemento a vigilar y tener en cuenta por su pensamiento y carácter; un pensamiento que en ciertos aspectos sorprenderá incluso a sus compañeros de lucha por lo avanzado del mismo.

 

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Defenderá el derecho de la mujer a elegir sobre su cuerpo y su propia vida, a gozar del sexo por el sexo sin necesidad de quedar embarazada, defendiendo por tanto el uso de medidas anticonceptivas; el amor libre sin prejuicios; luchará también por la igualdad de los homosexuales; así como tendrá una visión particular sobre el sufragismo y el derecho al voto femenino, pues no lo consideraba tan prioritario como otros logros, en parte, por el tremendo esfuerzo que se gastaba para conseguirlo, frente a los pocos réditos que creía que daría a las mujeres.

Entre 1906 y 1917 dirigirá y publicará una revista anarquista (“Madre Tierra”), donde dejará plasmado sus ideales y pensamientos; y en 1910-1911 escribirá el libro “Anarquismo y otros ensayos”.

Su fama de radical y de agitadora tendrá ahora más fuerza, y pisará la cárcel en varias ocasiones, fruto del temor de las autoridades a sus actuaciones; así en 1901 fue encarcelada por el asesinato del presidente Mc Kinley, provocado según las autoridades por sus escritos; y en 1916 por distribuir material sobre contracepción y explicar su uso en un mitin público.

Era un auténtico diablo para la sociedad y las autoridades puritanas de la época, que trataban de luchar contra ella de todas las formas posibles.

En 1914 estalla la I Guerra Mundial y Emma, como convencida pacifista luchará por la no intervención de Estados Unidos en la misma, dando al gobierno la excusa perfecta para poder deshacerse de ella.

Goldman creará la “Liga antialistamiento” ese mismo año, por lo que será detenida en 1917 y deportada en 1919; retornando a Rusia.

Las autoridades se deshacían así de la “mujer más peligrosa de América”, a la que acompañará en su viaje Berkman.

 

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Partían hacia Rusia con emoción y ávidos de poder luchar por sus ideales, más aún tras los cambios políticos y el derrocamiento de los zares y su tiránico gobierno… pero el gobierno bolchevique (al que defendió desde Estados Unidos) que se instaura tras los mismos seguirá con los vicios zaristas de represión y ausencia de libertades; por lo que en 1922 abandonará definitivamente su país natal y escribirá “Mi desilusión con Rusia” (1923) y “Mi posterior desilusión con Rusia” (1924).

En 1931 escribe su autobiografía “Viviendo mi vida” y con el estallido de la Guerra Civil Española apoyará al gobierno republicano legítimo en su lucha contra el fascismo, algo que le dejará también profundamente marcada.

Se convierte en un símbolo a nivel mundial y morirá en Canadá el 14 de Mayo de 1940; siendo trasladados sus restos mortales a Chicago (Estados Unidos) para depositarlos junto a los de los “Mártires de Chicago”, esos luchadores que despertaron la conciencia activista de Emma.

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