Masonería

La masonería en determinadas épocas gozó de una fama digamos que no muy buena, debido a su carácter secreto, su forma de organización, etc... teniendo un ámbito de actuación universal, y participando de conspiraciones liberales para tratar de derrocar a los gobiernos absolutistas que durante los siglos XVIII-XIX estuvieron en auge.

Estas sociedades tenían objetivos filantrópicos, filosóficos, racionalistas, y por qué no decirlo, progresistas.

Como señalamos anteriormente fueron un arma importante para tratar de derrocar a los monarcas absolutistas, pero también éstos se sirvieron de su citado carácter secreto y laico para presentarlos como sociedades oscuras (poco menos que adoradores del diablo), de manera que fuesen temidos y “mal vistos” por la sociedad, justificando así una persecución que lo único que quería lograr era el perpetuar el orden establecido en la escala jerárquica de la sociedad.

Eran por tanto, hermandades jerarquizadas que se organizaban en logias (con esta palabra nos podemos referir tanto al lugar físico de reunión, como al grupo de personas en sí) y cuya actividad estaba autorregulada.

Algunos de sus principios eran la tolerancia, la libertad de conciencia y credo, y el respeto mutuo entre sus integrantes.

 

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