Barcos de cemento

Gracias a Arquímedes sabemos que un barco flota no porque esté hecho de materiales que floten sino porque el volumen de agua que desplaza pesa más que el propio barco. Por esto se pueden hacer barcos de cualquier material, independientemente de lo pesado que sean, siempre y cuando tengan el volumen adecuado.

Un caso llamativo es el de los barcos hechos con hormigón/concreto. Tienen varias desventajas como menos espacio de carga, pesan más y mayores costes de operación. Tienen una importante ventaja que es por la que a veces se ha optado por este material y es que necesitan menos acero. En épocas de escasez de acero el hormigón/concreto ha sido una opción.

El más antiguo conocido fue un pequeño bote construido por Joseph-Louis Lambot en el sur de Francia en 1848.

A finales del siglo XIX se construyeron barcazas en Europa para usarlos en los canales y a principios del siglo XX ya se construían barcazas más grandes.

En las guerras mundiales el interés por este tipo de barcos resurgió, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial para realizar barcos de usos auxiliares y reservar el acero para los de combate. Principalmente fueron grandes barcazas que no tenían propulsión propia y necesitaban ser remolcados.

En el desembarco de Normandia desempeñaron un papel crucial al ser remolcados hasta la playa para servir de rompeolas y muelles formando el puerto Mulberry.

Los barcos que se han conservado se han usado como arrecifes artificiales como se puede ver en este vídeo.

 

 

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